Emprender

Emprendedores sociales. Ignacio Álvarez de Mon

¿Recordáis aquel día que me sentí una mujer de éxito?  Rematé la jornada en la presentación del libro Emprendedores sociales, de Ignacio Álvarez de Mon, que no podía perderme. Tenía pendiente hablaros de él.

¿Cómo surgió la idea?

Para Ignacio Álvarez de Mon escribir “Emprendedores sociales” ha sido un viaje que ha durado tres años y que empezó durante una escapada familiar a Inglaterra en la que sus hijos le preguntaron acerca del liderazgo. Ignacio no encontraba una respuesta clara. “¿Qué es un líder? Un ejemplo, un modelo a seguir, alguien que te provoca ganas de imitarle, alguien que te convierte en mejor persona y es capaz de transformar la sociedad”. Decidió salir en busca de esta tipología de personas y las encontró. Con el resultado de estos encuentros, escribió “Emprendedores sociales”.

¿Cómo son los emprendedores sociales?

Tras escribir este libro, Ignacio Álvarez de Mon se atreve a hacer un retrato robot de los emprendedores sociales.

  • No quieren ser líderes. No se lo creen.
  • Su misión de vida es cambiar el mundo.
  • Viven según piensan. Experimentan en carne propia el cambio que quieren ver en el resto. El cambio empieza en sí mismos, contagiando a su círculo más cercano.
  • Son empáticos: les anima a detectar problemas sociales que pueden solucionar.
  • Son idealistas pragmáticos. Aterrizan las ideas. Venden productos y servicios competitivos que ayudan a otros.
  • Pasan dificultades económicas.
  • Son agentes de cambio. Lo disfrutan. Son optimistas.
  • Establecen relaciones de igual a igual. Si no colaboran, se mueren. Siempre encuentran aliados.
  • Les caracteriza la humildad y la determinación.
  • No dejan de aprender. Su principal maestro es la realidad.

3 emprendedores sociales incluidos en el libro

David Martín, Co-director de Ashoka y creador de Cibercorresponsables

Con 14 años, David Martín montó una asociación juvenil. Con 16 años era el presidente. Se llamaba «Di no» y su objetivo era decir “no” a las drogas proponiendo ocio saludable. “Aprendí muchas cosas que no me enseñaron en la escuela: negociación, trabajo en equipo, liderazgo…”, explicaba David.

Después montó Cibercorresponsables, una red social de jóvenes periodistas, menores de 18 años. Dan su visión del mundo. El objetivo era darle la vuelta al mensaje de que los jóvenes no tienen inquietudes. “Los jóvenes son un motor transformador. Activad a los chicos que tenéis en casa para que lleguen a lo que pueden ser”, anima el co-director de Ashoka. “Si algo tienen en común las personas que forman parte de nuestra asociación es que vivieron una experiencia de jóvenes o adolescentes que les activó como emprendedores. El mundo sería mejor si lo aprendiéramos desde pequeños”, concluía David Martín.

Conchita Galdón, Presidenta de Puentes Global

Conchita Galdón, quien ha hecho del emprendimiento social su profesión, explicó cómo había surgido en ella esa inquietud que transformó su carrera y su vida. “Escuchas un susurro, vas abriendo los ojos. La vida no es como la muestran los medios de comunicación. Surge la falacia de la dicotomía: en el trabajo eres una persona y en casa otra”. Con estas reflexiones rondando su cabeza, se decidió a probar. “Lo que te define son tus acciones, no lo que te cuentas a ti mismo”.

Conchita recomienda a todo aquel que sienta esta inquietud que pruebe durante seis meses hasta dónde llegaría como emprendedor social. “Es muy enriquecedor: conoces la industria, haces contactos, te reinventas, te posicionas para un cambio de rumbo laboral…”

El principal reto, tal y como señala Galdón, es ver claro a quién le cobras para hacer rentable tu trabajo. “El emprendimiento social no debería estar reñido con el ánimo de lucro pero en España está mal visto ganar dinero con un proyecto social”.

Rodrigo de Salas, director de comunicación de Leroy Merlin

El último en intervenir fue Rodrigo de Salas, director de comunicación de Leroy Merlin, quien explicó que también existe el emprendimiento social dentro de una gran empresa.

Rodrigo llegó a Leroy Merlin hace diez años. La crisis cambió todo y tuvieron que darle una vuelta a la compañía sacando partido a su mejor activo: los empleados. “Les preguntamos qué podían hacer para que su trabajo impactara positivamente en la sociedad. Con sus respuestas creamos la  política de RSE de la compañía en la que están directamente implicados más de 1200 trabajadores”. Esta estrategia mejoró el orgullo de pertenencia a la compañía.

Rodrigo de Salas lo tiene claro: “Las empresas que van a sobrevivir serán las que tengan valores”.

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