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César Parro
Nacido en 1973
Director de Desarrollo de Negocio en Optima Financial Planners.
2 hijas (2008 y 2010)
@Cesarparrom
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Bueno….pues yo soy César, ese marido tan “comprensivo” del que habla Margarita….
No quiero aburrir mucho pero sí contar mi experiencia de conciliación familiar y laboral “desde el otro lado”, es decir, desde el lado del marido incrédulo que ve como una persona totalmente válida para su trabajo, ya sea mi mujer o no (hablo objetivamente de verdad) es ninguneada sin piedad por el hecho de querer ser madre. ES MUY FUERTE, ¿VERDAD?
Además, nuestro caso tiene una peculiaridad que dejará de ser peculiar en cuanto la cuente, porque entiendo que varias personas de las que lean esto se sentirán identificadas con este caso. En un momento dado de nuestra vida, yo le dije a mi mujer: “cariño, es el momento perfecto de ponernos a ampliar la familia. Estamos en un momento dulce de nuestras vidas, tenemos los dos un trabajo estable, ya hemos disfrutado del matrimonio en pareja, en fin, no creo que haya mejor momento que este”. ¡Madre mía…cómo de confundido estaba…! Precisamente ésta fue la decisión que “arruinó” nuestras vidas profesionales momentáneamente, ya que como trabajábamos los dos en el mismo grupo empresarial, tras la destitución de mi mujer a la vuelta de tener a nuestra primera hija, llegaron los ataques, desprecios y vacíos hacia mí, haciéndome la vida laboral imposible y teniendo que forzar mi salida de la compañía. Por tanto, la falta de comprensión de la empresa ante el embarazo de mi mujer, nos afectó profesionalmente a los dos. OTRA VEZ ES MUY FUERTE, ¿VERDAD?
Pero, ¿qué es la conciliación familiar y laboral?….. ¿de qué estamos hablando?? ….pero si ESTE CONCEPTO NO EXISTE, DE VERDAD, HACERME CASO. Estoy cansado de ver cómo es prácticamente imposible dedicar tiempo a la familia sin que tu empresa se piense que estas abandonando tus quehaceres laborales diarios. Esto va de “calentar la silla” tengas o no tengas trabajo…¡EL HORARIO ES SAGRADO!…, debió decir algún ser que desconocemos. Y hablo desde la perspectiva de las dos partes del matrimonio, ¿o es que los padres no tenemos derecho a ver crecer a nuestros hijos? Esta situación ahora mismo en España es ESPERPÉNTICA. ¿Os acordáis del Esperpento de Valle Inclán? Consiste en la “La Deformación de la Realidad”, concepto que estudié en el colegio y ahora viene “al pelo”.
Hace poco vi en la televisión un programa nocturno (eran las 00.30h. de la noche, madrugada ya) que debatía sobre este tema. Más concretamente sobre los horarios de apertura y cierre de los comercios y, en general, sobre los horarios de trabajo en España. Había dos bandos, quien defendía la libertad de horarios y quien hablaba de acercarnos cada vez más a nuestros vecinos nórdicos en cuanto a que todos los trabajadores terminen sus jornadas laborales en torno a las cinco de la tarde, para poder estar más tiempo con la familia. Fue muy curioso escuchar de repente a una contertulia, que estaba a favor de la conciliación, decir…”lo que no sé es por qué hemos aceptado esta invitación para venir a debatir este tema a este programa a estas horas de la noche.” ¡Increíble! ¿verdad?… pues sí, aunque nos duela reconocerlo, todavía no estamos preparados como país para un cambio de estilo de vida tan natural y tan bueno para las personas. Habría que decretar los horarios por ley, y eso es prohibir, no razonar. Las empresas se tendrían que poner de acuerdo para cerrar su actividad a una hora determinada, pero siempre tendríamos la empresa “pícara” (muy español) que diría…”estupendo, yo abro la oficina o el comercio 2 horas más, cierro a las 19 horas y todos esos pedidos y clientes que quieran ser atendidos a esa hora me los llevo yo, jejeje”. Esto es España, aunque nos duela.
Creo, sinceramente, que deben pasar una o dos generaciones más, y tener una sociedad más madura, avanzada y con valores más profundos, para poder girar, virar, cambiar, adecuar y/o reorganizar los horarios profesionales para poder conciliar la vida laborar con la profesional. Una vez que hayamos conseguido esto como sociedad, las madres y padres tendremos muchas más opciones de vivir de acuerdo con nuestras convicciones. Hasta entonces, no queda otra que seguir luchando. En este sentido, deseo, de corazón, que las cosas cambien por el beneficio de todos, y que cambien rápido, ya no sólo por nosotros, los que estamos ahora mismo en edad laboral, sino sobre todo por el bien de nuestros hijos, ya que si esto no cambia, a ellos les espera una vida laboral más parecida a cualquier película de supervivencia, tipo “Los juegos del hambre”, que a la vida que nos gustaría que tuvieran, tipo “NORMAL”.
Este testimonio pertenece al marido de Margarita Verdier. Lee su testimonio.
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