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Jugar las cartas que te han tocado – Sofía Fournier Fisas

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Sofía Fournier Fisas

36 años (1979)
2 hijos (2009 y 2011)
Ginecóloga, especialista en medicina fetal y obstetricia de alto riesgo.
Trabajo en Salud de la Mujer Dexeus (Hospital Quirón Dexeus)
unamamiquesemima.com
@mamiquesemima
@SofiaFournier

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Lo cierto es que ser madre es lo mejor que me ha ocurrido en esta vida, sin dudarlo. Pero también es cierto que desde que soy madre he podido comprobar en mi propia piel lo difícil que es este papel en el siglo XXI.

Os pongo un poco en contexto para que entendáis mejor mi situación: soy ginecóloga y me dedico al control de las embarazadas y a hacer partos. Así, mis horarios laborales son de lo más locos que os podáis imaginar. Tengo una media de 3 guardias de 24 horas al mes, trabajo hasta las 21 horas dos días a la semana y además me pueden llamar para atender algún parto en cualquier momento. Si a esto le sumamos que tengo dos hijos, un niño de 6 años y una niña de 4 años, y que el padre de los peques ya no vive con nosotros desde hace casi dos años, la ecuación se complica, ¿verdad? Pues esta es mi realidad del día a día,  con dos enanos que requieren mucha atención, con un trabajo que me encanta y que me absorbe y afrontando la maternidad prácticamente en solitario.

Y ante esta situación, ¿qué he hecho? Pues organizarme los días lo mejor que puedo (en ocasiones pienso que necesito 25 o 26 horas para llegar a todo) y lanzarme a un nuevo proyecto, un blog en el que desde mi experiencia de ginecóloga y madre cuento mi visión del embarazo, de planes divertidos para hacer con los peques y hablo de otra de mis pasiones: la vida sana y el deporte.

Pero en fin, vamos con el objetivo de este texto: ¿cómo concilio mi vida laboral con la familiar? Pues durmiendo poco, corriendo todo el día arriba y abajo y haciendo equilibrios para llegar a todo. Primer cambio en mi vida desde que soy madre: el día que salgo de guardia ya no sirve para dormir, no. Sirve para llegar pitando a casa antes de que los peques vayan al cole, tomarme un café en medio minuto y llevarlos al colegio. Después de 24 horas sin verlos, ¡el trayecto al colegio me sabe a gloria! Una vez los peques “colocados”, me toca hacer tareas del hogar: Mercado, súper, comprar ropa de los peques, recados varios…también suelo aprovechar para “beauty sessions” tipo pedicura, pelu, depilación y similares. Intento no parar hasta la hora de comer, luego una siesta y vuelta al cole a buscar a los niños. Por la tarde, dedicación exclusiva a ellos hasta la hora de la cena, que aprovecho para irme un momentito al gimnasio.

Segundo elemento imprescindible en mi vida: mi mano derecha, mi “socia”, mi mente cuando yo no llego a todo: Neysa, la canguro de los peques. Es una chica encantadora, que vive con nosotros y que ha entendido perfectamente mi ritmo de vida a 200 revoluciones por minuto. Es un gusto oírle decir cuando me voy por la puerta cada mañana corriendo: Sofía, ¿te acuerdas de que hoy vas a buscar a los niños y que tienen tenis por la tarde? O bien, hoy que es martes, ¿va tu madre a buscarlos, no? En fin, que entre Neysa y yo hacemos un muy buen equipo para gestionar el día a día de nuestra pequeña familia.

Tercera estrategia de conciliación: ¡las nuevas tecnologías! Cuando veo que se me lía la consulta y no podré llegar a cenar o cuando estoy de guardia, adoro recibir fotos de los peques que me envía mi madre o bien aprovecho para enviarles notas de voz a los niños a través del whatsapp a Neysa. Y cuando están con su padre, lo mismo: ¡las notas de voz y las fotos logran que los sienta un poco más cerca!

Por último, es súper importante organizar bien la semana para que los niños estén acompañados de alguien que les quiere cuando yo no puedo estar. De los dos días que yo trabajo por la tarde, uno están con su padre y el otro lo pasan con mi madre. ¿Qué haría yo sin mi madre en esta situación que me ha tocado vivir? Lo pienso y me doy cuenta de lo afortunada que soy yo y de la suerte que tienen mis niños, disfrutan de su “abela” muchísimo, la tienen muy presente en su día a día.

Los fines de semana que me tocan los niños son sagrados, intentamos hacer miles de planes, con otros niños, con la familia, los tres solitos, lo que sea, pero pasando todo el tiempo juntos. Y son los fines de semana en los que están con su padre los que aprovecho para trabajar en mi blog, para hacer un poco de ciencia y para hacer deporte. En fin, que todo es cuestión de organzarse, y que sí, ¡se puede! Se puede conciliar la maternidad de dos niños pequeños con un trabajo que requiere mucha dedicación y con un nuevo proyecto ilusionante, mi blog.

Como conclusión, en este camino de la maternidad he aprendido que “NO EXISTE LA MADRE PERFECTA, PERO HAY UN MILLÓN DE MANERAS DE SER UNA BUENA MADRE”. Cada una de nosotras tenemos nuestras circunstancias laborales y familiares propias, hemos de trabajar en encontrar una fórmula que nos funcione para poder estar presentes en la vida de nuestros hijos jugando las cartas que nos han tocado.

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