La segunda edición de #papiconcilia, que verá la luz con motivo del Día del Padre, demuestra que #papiconcilia empieza a influir en la gente. Varios de los testimonios incluidos en la segunda edición mencionan la primera edición de #papiconcilia como motor para participar en el movimiento. Además, en concreto, dos de los autores cuentan cómo leer la primera edición de #papiconcilia les llevó a hablar con su jefe y pedir una reducción de jornada o teletrabajar.
Sem Campóm, grafista e ilustrador, cuenta en su testimonio cómo se sintió al leer la primera edición de #papiconcilia. A pesar de que él estaba bien en el trabajo, a raíz de leernos decidió hablar con su jefa y solicitar una reducción de jornada que le permita de verdad conciliar la vida laboral con su nueva vida familiar (tiene una hija nacida en 2013). «De repente, gracias a una maravillosa iniciativa que alguien se curró en forma de testimonios hace no mucho, me veo dándole al coco y cuestionándome, con este breve texto, las que yo creía que eran mis bien asentadas prioridades; reflexionando y ordenando ideas. Y en esencia, ahora lo veo por fin todo mucho más claro. […] Yo, hasta ahora, no me había atrevido a ser honesto conmigo mismo. Y esto último se lo debo a la iniciativa #papiconcilia: a todos estos padres que, como hermosas luciérnagas brillantes, han sobresalido con esfuerzo y tesón sobre el enjambre oscuro de tábanos y moscardones que les rodeaban», concluye Sem Campón.
Por su parte, Fernando Mateos, coordinador creativo de autopromos en una importante cadena de televisión generalista, de 47 años y una hija de 5 meses, titula su testimonio: «Pero ¿qué he tenido, una hija o un canal de Youtube?». Se lo pregunta porque cuando sale de casa a las 9 de la mañana, su hija aún duerme, y cuando vuelve, once horas después, se la encuentra en el mismo estado. Durante el día su mujer le manda vídeos en los que su hija empieza a prehablar. «Aquí me encuentro, lunes, en el metro camino del trabajo, esperando la respuesta de mi jefe al que acabo de proponerle dividir mi jornada laboral en dos, la primera parte en la empresa y la segunda, por la tarde, en mi casa». Fernando Mateos reconoce en su relato que «leer la primera edición puso en ebullición mi sangre al toparme de bruces con el testimonio de tantos padres que, queriendo ejercer una paternidad como la que yo quiero ejercer, no tuvieron mis miedos y se lanzaron a por ello, sacrificando lo que fuera menester para conseguirlo».
Finalmente el jefe de Fernando Mateos no accedió a concederle la posibilidad de teletrabajar pero sí a modificarle el horario. Ahora entra a las 8:30 de la mañana, come en media hora en lugar de en una y sale a las 17:00, lo que le permite estar en casa antes de las 18:00. Ahora tiene la oportunidad de pasear con su hija y bañarla.
¿Tú también has decidido cambiar algún aspecto de tu vida a raíz de leer #papiconcilia o #mamiconcilia? No dejes de contárnoslo.
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