Blog / Gestión del tiempo / Productividad

Procrastinar, un mal del siglo XXI

Esta palabra que se puso tan de moda y dio significado a situaciones en las que no sabíamos que lo que estábamos haciendo al posponer tareas importantes ya tiene un lugar importante que sirve incluso para clasificarnos.
Es cierto, los hay que procrastinamos y los que no procrastinan, pero lo cierto es que todos lo hacemos en mayor o menor grado.
En definitiva, procrastinar es trabajar en algo que en el momento no es lo más importante o prioritario, de ahí que muchas veces el trabajo hecho no sirva o no solucione lo que realmente se tenía que haber solucionado y por lo tanto se vea como algo inservible.

¿Por qué procrastinamos?

Entre las principales motivaciones que nos hacen aplazar tareas o procrastinar está que como seres humanos queremos una recompensa instantánea, un camino fácil, algo que parece que tenemos que hacer pero que realmente no hace falta y aunque no hagamos la tarea importante, por ahora tenemos un poco más de tiempo, es decir, no vamos a sufrir las consecuencias de no hacerlo de inmediato.
Esto es muy importante de cara a por qué no nos ponemos las zapatillas y salimos a correr por ejemplo, o por qué no nos ponemos a dieta. Las consecuencias son con nosotros mismos y no alcanzamos a ver las consecuencias que estas decisiones pueden tener para nuestra salud.
Por otro lado, siempre estamos esperando el momento perfecto para empezar a hacer esa tarea, ya sea incluso una propia afición o un proyecto paralelo que tengamos en mente, nunca sacamos tiempo porque nunca vemos que vayamos a tener tiempo suficiente para hacerlo.
En este sentido, hasta los músicos tienen llena de instrumentos su casa para no dejar de tocar ni un sólo segundo, lo que les hace practicar y practicar continuamente y por lo tanto seguir manteniendo el nivel que tienen.
Es difícil equipar este último párrafo a un ambiente de oficina, pero tienes que tener en cuenta que estás contratado por alguna habilidad que tienes o has desarrollado en la empresa, con lo que tú eres la estrella en ese momento para esa tarea.
El miedo es otro factor que también nos afecta. Aunque no lo creamos este miedo de hacer todo perfecto o de enfrentarse a una tarea muy grande es el primer factor para no hacer esa tarea.
Mucha veces no es la complejidad de la tarea en sí, sino que ésta se compone de muchas tareas más pequeñas y que además hay que irlas encajando en el tiempo. El no tener esa capacidad de hacer “trocitos digeribles” de tareas hace que nos paralicemos y no sepamos por dónde comenzar.

Pero… ¡si lo hace todo el mundo!

Es cierto que todos en mayor o menor grado procrastinamos. Cuantas más fuentes de información, dispositivos, complejidad de la tarea, etc. mayor es el grado de procrastinación que puede tener la tarea, pero esto sigue sin ser excusa.
Muchas veces, el ser procrastinador ayuda dentro de organizaciones y a la persona sobre todo ¿Cómo? Nadie es perfecto, muchas veces dentro de las organizaciones se confunden los términos “importante” y “urgente” haciendo de urgentes cosas importantes cuando no lo son. Toda la organización o departamento se pasa el día apagando fuegos y cuando realmente hay que trabajar en cosas importantes se ha acabado el día, la semana o incluso el mes.
Procrastinando alguna de estas tareas supuestamente importantes se quedarán en el cajón y terminarán sin hacerse y sin nadie que lo reclame, lo que al final es un ahorro de tiempo y esfuerzo por parte de la plantilla.
Lo malo de esta situación es que se parece demasiado a la fábula de “Pedro y el Lobo”.

Métodos para dejar de procrastinar

Normalmente la procrastinación es un síntoma y no la causa. Síntoma de plazos externos, de cosas que no nos motivan o cuyo tamaño nos abruma.
Para poder hacer frente podemos utilizar técnicas como la Pomodoro en la que se trabaja en tandas de 25 minutos, se obtiene una pequeña recompensa que nos motive y cinco minutos de descanso y continuamos con otra tanda de 25 minutos activos.
Pero esta técnica se puede utilizar cuando tenemos las tareas por prioridades y sabemos que es lo más importante, si no podemos estar aplicando tandas de trabajo directamente a la procrastinación.
Para esto otro podemos utilizar alguna de los métodos de priorización del libro “El pequeño libro de las grandes decisiones: 50 modelos para el pensamiento estratégico” si es para nuestras propias tareas, o recurrir a métodos más sofisticados y orientados si la empresa u organización lo requieren.

Cuéntanos tus soluciones

Seguro que a más de uno le pasa esto y tiene sus propias soluciones. Si es así, déjanos un comentario con tu método para poder ayudar a otros a organizarse y ser más productivos.
Mientras, os dejamos con un interesante vídeo para procrastinar pero dejar de hacerlo al mismo tiempo:


Fuentes:
https://www.brainpickings.org/2010/10/08/5-perspectives-on-procrastination/
https://es.wikipedia.org/wiki/T%C3%A9cnica_Pomodoro

Deja un comentario