[quote_center]Si mamiconcilia, hijo feliz; y si también papiconcilia, hijo aún más feliz[/quote_center]
Muchas veces nos quedamos con la percepción del adulto a la hora de afrontar la vida laboral después de la paternidad, y a veces nos olvidamos de que el protagonista indirecto de este mare magnum paternolaboral es el propio hijo.
¿Alguna vez te has planteado qué ve tu hijo cuando estás a tope y no puedes más?
Probablemente vea tus ojeras y te escuche resoplando por la falta de tiempo, la necesidad de respirar y descansar un ratito, y aunque la felicidad de ser padre te dé más alas que un Red Bull para poder con todo… ¿Qué pasa cuando verdaderamente las necesidades de nuestro hijo no son cubiertas por falta de tiempo real?
Ahora que se ha puesto tan de moda en la paternidad el tiempo de CALIDAD, creo que debemos reflexionar. Y mi primera pregunta es: ¿De dónde sale la calidad si no tienes tiempo? ¿Haces primero meditación o yoga para relajarte y dedicar calidad a tu hijo? ¿Te lo llevas de paquete mientras terminas de hacer tus “tengo que…”? ¿Le regañas o le premias por whatsapp? Si es así, corres el peligro de convertirte en un amigo más de tu hijo. Pero no. No eres una madre o un padre 2.0. Vuestra PRESENCIA real, no virtual, REAL y cotidiana es fundamental para él y su desarrollo afectivo. No solo pasas con él tiempo de ocio, sino que le educas, le hablas con un sentido, le muestras un camino… Ten en cuenta que tu hijo también va haciendo su camino, es importante que no caigas en ello demasiado tarde. Porque no solo tenemos el hijo-amigo que nos coge el ipad sin permiso y hacemos la vista gorda, sino también el hijo-adulto. Y esto, ¿qué es? ¿Será un niño que fuma o se afeita? ¿Un niño que paga la cuenta después de jugar con el ipad en el restaurante?… Sencillamente, no.
[quote_box_left]Ten en cuenta que tu hijo también va haciendo su camino, es importante que no caigas en ello demasiado tarde.[/quote_box_left]
A lo mejor lo que pasa es que tenemos que darle la vuelta al movimiento de conciliación y que sean nuestros hijos los que tengan que conciliar con el fútbol-sala o las clases de inglés para atender a unos padres desbordados por el trabajo. ¿Deberíamos plantear un nuevo movimiento #niñoconcilia, donde sean los niños los que soliciten salir antes del cole para ir a ver a sus padres? Vaya usted a saber, pero si algo está claro es que la realidad es tozuda y, si no hay tiempo, no hay. Punto. Y como nos gusta que nuestros hijos no sean absentistas por necesidad y aprendan conocimiento del medio, hay que intentar que no sea el niño el que asuma un rol demasiado protagonista en casa o en tareas domésticas.
[quote_box_right]Hay que intentar que no sea el niño el que asuma un rol demasiado protagonista en casa o en tareas domésticas.[/quote_box_right]
Una cosa es implicarse y aprender a ser responsable, valores de ayuda y compromiso personal, y otra que tenga que hacer la cama, el desayuno, acompañar a su hermano al colegio, recogerlo después del comedor y llevarlo a casa de la abuela, hacer los deberes y no tener tiempo ni para jugar a la Play antes de caer rendido en la cama.
No os acabo de describir un caso de manual, sino una realidad que me encuentro en las aulas cada día. Parte de mi trabajo es detectarlo a tiempo para poder cambiarlo.
¿Crees que tu hijo es feliz?
Permíteme a raíz de esto, una pregunta: ¿Crees que tu hijo es feliz? Porque la felicidad no se compra por mucho que juegues a la primitiva. Cuando un niño no recibe el cariño y la atención que necesita puede padecer el síndrome de carencia afectiva.
A continuación, os señalaré algunos síntomas para detectar si tu hijo tiene problemas porque le falta cariño por parte de sus padres:
- Está más agresivo en clase
- Más protestón
- Cambia de amigos o está más sólo
- Multiplica las llamadas de atención
- Muestra falta de control (hiperactividad)
- Indiferencia
- Falta de respuesta ante estímulos, tristeza, apatía…
¿Esto puede pasar por falta de afecto? Sí. Por supuesto, no necesariamente estos cambios deben de darse todos juntos, pero si detectáis alguno de estos síntomas o el tutor en clase os hace llegar que vuestro hijo no está igual, está más agitado, protesta más o por el contrario está más retraído, cansado o aburrido ya es un indicio de que algo no funciona. Y si a la vez resulta que por motivos laborales no podéis dedicarle el tiempo que os gustaría, se forma la tormenta perfecta.
Hacia la familia feliz
Si te encuentras en una situación como esta, hay algunas pautas que puedes seguir:
- Es fundamental hablar con él y tranquilizarle, sin regañarle o responsabilizarle (evitar frases como “ya eres mayor” o “tú eres fuerte” y cosas así que los adultos tenemos la manía de decir y no sirven para mucho justo cuando un niño demanda lo contrario).
- Hay que hacerle saber que no está sólo; pero demostrándolo, aquí no valen mentiras piadosas. Hay que mostrar interés por cómo se siente y lo que necesita. Y para eso debemos preguntarle, para que se exprese en primera persona y podamos comprenderle. A veces basta con un punto de partida, necesita que reconozcamos su experiencia interna. Es mejor preguntar “¿Cómo te sientes?”, que tratar de adivinarlo.
Pero… ¿y si no tengo tiempo?
Está claro que no podemos desdoblarnos. Hay épocas de mucho trabajo, o viajes, reuniones… pero si esto os sucede: sed CONSCIENTES. Cambiad vuestra COMUNICACIÓN con vuestro hijo, sed más cercanos, no tratéis sólo de entretenerle. Así que olvidaos del IPAD. En los momentos que compartáis juntos, NADA de ipad o móviles, nada de ordenador. En esos momentos su estímulo sois vosotros, no una pantalla. Solo vosotros.
Haced de ese tiempo vuestro tiempo, daos cuenta y haced un buen uso. Cambiad eso y, mientras tanto, sigamos luchando por una conciliación real en la que los padres que no solo compartan tiempo con sus hijos mirando el reloj, sino disfrutándolo. Esto sí será tiempo de calidad. Como dijo un señor hace mucho tiempo: [quote_center]Lo mejor que podemos hacer por otro no es solo compartir con él nuestras riquezas, sino mostrarle las suyas[/quote_center]