Joana Saldón
@mamasviajeras
Nacida en 1977
2 hijos, de 2009 y 2012
Periodista y reportera de televisión de programas de viajes y actualidad (ETB, Antenta 3, TVE).
Actualmente editora de la revista de viajes para niños www.mamasviajeras.com
Soy periodista. Y esa profesión lleva implícita muchas cosas. La primera es que mi trabajo es absolutamente vocacional y durante muchos años darlo todo por mi carrera me hacía feliz. Viajar, contar historias, vivir la adrenalina de la televisión en directo: la gala de los Goya, el accidente de Spanair… siempre al filo de la noticia, corriendo, grabando… la actualidad mandaba y a mí me parecía un lujo poder contarla.
Pero ser periodista también supone estar disponible. Siempre. Esa misma actualidad de la que disfrutas, rige tu vida. Mi teléfono sonaba: Córdoba se había inundado, mi ave salía en una hora…
Cuando nació mi primera hija mis prioridades dieron un volantazo. Ya no quería ponerme las botas de agua delante de la cámara en Córdoba y pasarme allí 4 días.
Recuerdo dos momentos clave que me hicieron darme cuenta de que esa no era la vida que yo quería como madre.
Una mañana a eso de las 8 mi directora me llamó: tienes un avión a Valencia en una hora… pero la persona que tenía que quedarse con mi hija estaba en un atasco…Recuerdo la tensión… la sensación de impotencia… la niña tenía 8 meses, mi familia vive fuera y yo no tenía a nadie de confianza con quien dejarla.
Me recuerdo a mí misma llorando, con la niña en brazos, dando vueltas por casa y pensando: ¿qué hago? Mi marido estaba de viaje, el avión estaba a mi nombre y salía ya… si lo perdía no había reportaje.. los cámaras estaban ya en la T4 esperándome… Cogí un taxi y fui, contrareloj, hasta donde estaba la persona que tenía que cuidar a la niña, se la dejé y de la misma al aeropuerto… el corazón se me salía de nervios. Cogí el avión.
El segundo fue el día del primer cumpleaños de mi hija: pedí por favor salir pronto ese día. Mis suegros y mis cuñados venían a casa a celebrar el cumple. Pero ese día tocó directo de nieve a las 8 de la tarde a dos horas de Madrid. No había más reporteros. Me tocó. La fiesta de la niña se celebró sin mí.
Yo hice un divertido y profesional directo de nieve, enseñándole a Pilar estalactitas de hielo, con una amplia sonrisa… lo que nadie sabía es que minutos antes de encenderse mi cámara yo estaba llorando. Y lo seguí haciendo cuando la cámara se apagó…
Embarazada del segundo seguí así… viviendo deprisa, haciendo lo que había hecho los últimos 12 años. Correr, grabar, contar historias, cada día algo distinto, siempre apasionante e inesperado.
Pero embarazada de 8 meses el programa que yo hacía en TVE, España Directo, se terminó. Me quedé sin trabajo 10 días antes de dar a luz.
La vida eligió por mí y me frenó en seco. Y por primera vez en mi vida descubrí lo maravilloso que era vivir despacio. Disfrutar de los niños sin contar los minutos que te quedan para salir corriendo. Despertarme con ellos, pasear de su mano… Y decidí que esa era la vida que yo quería. Mi prioridad era ser madre. Vi la luz.
No tenía ni idea de redes sociales ni de marketing online. Pero soy una buscavidas. Y descubrí que en internet había un hueco. Así que me apunté a cursos, monté mi web de viajes con niños y me lancé de cabeza a la piscina sin saber si había agua o iba a darme un golpe contra el suelo.
Ha pasado un año y medio desde entonces y no se puede decir que aún la web me dé ingresos para vivir. Durante este tiempo he vuelto algunos meses a la tele y me han llamado para otros proyectos que he rechazado. Ahora tengo claro más que nunca que mi prioridad es poder llevar a mis hijos al médico si están enfermos o no perderme la función de fin de curso porque ha habido un robo con alunizaje.
Gano menos, sufro y lucho más. Emprender desgasta infinito. Pero soy dueña de mi vida. Y la verdad, cada vez que miro a mis dos hijos pienso que no cambiaría mi vida por la de nadie.
Echo mucho de menos la televisión, a mis compañeros y la satisfacciones que me daba mi trabajo. Pero en mi caso no había posibilidad de «conciliar». Yo no pude elegir horarios ni jornadas. «O estás o no estás» me dijeron. Elegí ser feliz. Elegí ser madre. Y es la mejor decisión que he tomado en mi vida.