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Antonio Hernández
Nacido en 1983
1 hijo en camino sin fecha de llegada
Maestro
Responsable de Política Social, Igualdad y LGTB de UPyD
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Con conocimiento de causa puedo hablar sobre la conciliación en dos facetas diferentes de mi vida: Hijo y padre. O pasado y futuro.
Pasado…Mis padres se separaron cuando yo tenía tres años, en el 86 exactamente. En casa quedamos cinco niños de tres a 15 años, una madre que tan solo tenía el graduado escolar, y una abuela sorda, con alzheimer y que al poco quedaría también casi impedida para andar. Imaginen los malabares y piruetas que tuvo que hacer mi madre para salir de esa situación después de más de veinte años de matrimonio y enamorada hasta las trancas.
Mi madre más que ponerse las pilas se puso el Bosón de Higgs para poder salir de aquella situación. Se sacó el carnet de conducir y las oposiciones para Correos con plaza. La necesidad apretaba y tenía que volver a trabajar fuera de casa. No lo hacía desde que dejó la cafetería donde era camarera con 17 años para seguir a mi padre a Barcelona. Con 21 años ya tendría tres hijos y una dedicación a jornada completa a la familia. Pues bien, de nuevo, cerca de los 40, tuvo que salir de casa para poder sacarnos adelante.
Imagínense tener un trabajo al que atender, una madre a la que cuidar y cinco hijos a los que criar. Recuerdo cuando empezó a trabajar por la tarde y llegaba a casa cerca de las nueve de la noche, tiempo para hacernos una tortilla francesa y acostarnos. Recuerdo que quería pasar mas tiempo con ella, que había días que yo no me duchaba y ella llegaba tan cansada que ni se acordaba, que no hacía los deberes y ella tampoco tenía tiempo de ayudarme a hacerlos, que siendo niños mis hermanos y yo teníamos que dar de comer o cambiarle los pañales a mi abuela. Realmente era muy difícil disfrutar de la familia pero ella siempre que podía nos llevaba al Parque de María Luisa, al cine o a comer fuera de casa.
A veces, cuando veo en las noticias cualquier entrega de medallas al mérito o de premios por el trabajo, pienso que si hubiera un Principe de Asturias o un Nobel a las madres la mía se lo llevaría de cajón. Pero ella sabe que tiene algo más grande que eso, que son cinco hijos, ya todos adultos, felices, trabajadores y con unos valores de lucha y esfuerzo bien asentados que nunca olvidarán toda su batalla y sacrificio por nosotros. Mi madre tiene cinco medallas pero no son de metal, si no de carne y hueso.
Futuro…Mi hijo está en camino. Llevo mas de cinco años esperándole. Exactamente desde Julio de 2010 cuando solicité la adopción. Me decidí por la adopción nacional pues estoy soltero y soy gay, dos casuísticas que hacen casi imposible la internacional. Realmente no la empecé en 2010 si no en 2001.
El Miércoles de la Semana Santa de ese año, mientras veía con mi madre al Cristo del Buen Fin en procesión por las calles de Sevilla, le confesé que era homosexual. Aunque en mi proceso de aceptación una de mis mayores dudas era cómo formar una familia, el día que lo verbalicé firmé el primer trámite de la adopción. Un año después empecé a estudiar Arte Dramático, de la que me licencié 4 años más tarde. Antes de terminar ya estaba trabajando en una agencia de eventos llevando el departamento de Producción pero entonces yo ya tenía muy claro que una de las prioridades en mi vida sería ser padre y que mi única vía posible sería la adopción pues la subrogación me pilla a años luz económicamente hablando.
Los menores que están dentro del sistema de adopción tienen unas características muy particulares para las que hay que estar preparado y muchos de ellos suelen tener algún tipo de déficit o discapacidad así que pensé en prepararme muy bien para ser padre de un niño o niña con problemas estudiando Magisterio de Educación Especial. Trabajaba de 9h a 14h en la oficina, de 15h a 21h normalmente tenía clases y al salir y los fines de semana solía tener que acudir a los eventos que preparaba por las mañanas. Si mi madre pudo hacer eso por cinco hijos yo lo podría hacer por uno que aún no tenía.
Estando en la carrera y sobre todo haciendo las prácticas me di cuenta de que mi vocación era ser maestro más que actor o productor de eventos. Además ¿qué otra profesión es mejor para conciliar siendo padre soltero? En 2009 acabé la carrera y en septiembre de ese mismo año comencé a trabajar en un cole concertado. Justo un año después, cuando me renovaron el contrato y sabía que podía ser algo estable, eché la solicitud de la adopción.
Si ya de por sí mi situación es bastante buena para conciliar me llegó el golpe de suerte que hará que todo sea más fácil aún. Participé en un concurso de la tele y gané 18.000 euros con el objetivo de poder disfrutar de un año de excedencia cuando llegue mi hijo o hija. Por cierto, aún siendo padre soltero me corresponde la baja maternal, sí, maternal, aunque sea un hombre al que se le aplique la baja de 16 semanas sigue denominándose maternal. Podéis ver el concurso buscando en Youtube “Ahora Caigo Especial Circo”, soy el mamarracho de las mallas verde y rosa fluorescente.
Lo peor de adoptar es la incertidumbre y la espera. Nunca sabes cuándo te llamarán para los cursos, después para la evaluación y por último para la asignación. Todo es una incertidumbre que dura años y años. Lo bueno es que en todo ese tiempo puedes realmente plantearte cómo quieres vivir la paternidad y puedes planearlo todo para que la conciliación sea lo mejor posible.
No sé cuando llegará mi hijo o hija, pero su papá ya tiene el nido preparado. Espero que mi pollito llegue pronto.
Este testimonio es parte del proyecto #políticoconcilia. Si eres político o conoces a alguien que lo sea y quiera participar, invítale a hacerlo.
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