Los reyes nos trajeron a casa el libro “El granjero y el payaso”. De primeras y si no pones atención es un libro que se lee muy rápido: no tiene texto.
Es un libro lleno de imágenes dulces, graciosas y conmovedoras que cuentan la historia de una amistad inesperada.
Su autora Marla Frazee, dos veces medallista Caldecott (premio concedido anualmente por la Association for Library Service to Children), aborda esta historia sólo con imágenes, lo que permite hacer mutar el relato cada vez que abres el libro dejando volar la imaginación de los pequeños y grandes de la casa.
En la historia, un payaso bebé es separado de su familia cuando sale despedido accidentalmente del tren del circo quedando varado en medio de las tierras de un agricultor. El agricultor rescata a regañadientes al pequeño payaso, y en el transcurso de un día juntos, los dos hacen descubrimientos sorprendentes sobre sí mismos y sobre la vida.
Nuestro hijo, que todavía no sabe leer pero acaba de comenzar a contarnos cuentos con las cosas que le gustan, lo que le ha pasado en el día y con cosas que quiere recordar o hacer, cada día que abrimos este cuento hace una historia nueva con cada ilustración.
Vale que siempre sean las mismas ilustraciones, pero lo bonito del libro es que ha trascendido: nuestro hijo se transforma en el pequeño payaso y da mil volteretas hasta caer al suelo, identifica al granjero con alguno de los abuelitos, se inventa un día de picnic y o la escena del baño diario.
Los dibujos, además de estar hechos a toda página, tienen una riqueza de detalle increíble. Los trazos de los gestos de los protagonistas también. Y lo más importante, entre el maremagnum de sentimientos y reacciones hay muchos espacios para poder entablar una conversación con nuestros peques, para poderles preguntar de forma no intrusiva sobre lo que piensan, qué está pasando y qué creen ellos o qué piensan de la situación. Esto nos puede ayudar a saber qué es lo que realmente les pasa a ellos.
Pero quitando estos momentos, los menos, los peques podrán, con cada “lectura” del libro, ahondar en los dibujos, la historia, los personajes y los sentimientos, algo maravilloso de un libro sin texto y que tan sólo se basa en las imágenes.
Un libro altamente recomendable.
Imágen: Amazon
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