José A. Plaza
Periodista
Nacido en 1981
2 hijos (2010 y 2014)
Rompo una lanza a favor de las iniciativas #mamiconcilia, #papiconcilia y, subiéndome al último tren, #periodistaconcilia. No voy a decir que los periodistas seamos la profesión más afectada por la falta de conciliación laboral, pero sí que sufrimos especialmente en nuestras carnes sus efectos. Si a ello le sumas la precariedad laboral que acompaña a tan noble oficio, pues eso, que se juntan el hambre con las ganas de comer.
Mi caso se suma al de muchas familias que tienen a ambos padres ejerciendo el periodismo. Es algo bastante común y no son pocas las parejas periodistas que se las ven y se las desean para conciliar, cuidar y estar con sus hijos, y estar al pie del cañón en una profesión tan exigente. En mi caso, trabajo en la redacción de 10:00 a 19:00-20:00. Vivir no muy cerca del trabajo, y llevar a los niños al cole y la guardería a primera hora, me supone estar fuera de casa, de media, doce horas, de 8:30 a 20:30. Como llevo años diciendo, si no fuera por la vocación…
Mi mujer, @gemalalbendea, experta en estas lides de defensa de de la conciliación y seguidora-colaboradora activa de #mamiconcilia @mamiconcilia, lleva un tiempo trabajando de freelance (la maravillosa vida de los autónomos…) en casa, como ella misma os ha contado en su propio post. Somos una de las parejas que nutren esa incómoda realidad en la que la madre es la que más se encarga de los niños. Tenemos la suerte de contar con abuelos no muy mayores, que viven cerca y que, normalmente, nos pueden echar un cable (están encantados de hacerlo) y quedarse con los niños cuando uno de los dos, o ambos, tenemos que trabajar.
Dicho todo esto, la profesión de periodista tiene, en muchos casos, una ventaja para la conciliación: deja margen para trabajar en casa, favoreciendo el tan perseguido y esquivo teletrabajo, ya que es una profesión que no siempre exige estar de cara a tus fuentes, jefes y clientes. Contrarréplica: también exige muchas veces respuesta y dedicación inmediata estés donde estés, sin importar el momento o la ocupación, lo que complica la conciliación. En todo caso, mucho nos queda por avanzar a la profesión periodística en la búsqueda de soluciones conciliadoras. El dicho, muchas veces hecho realidad, de que el periodista no tiene vida y está casado con su trabajo, nunca debió asentarse en nuestro día a día. Aún prima la filosofía de echarle horas y horas al asunto, de hacerlo sí o sí en la redacción, de estar abiertos 24 horas…
Iniciativas como ésta pueden ayudar mucho a avivar el debate, trasladarlo a quienes sustentan el actual modelo, y conseguir que las soluciones cristalicen en mejoras a corto plazo. Del dicho al hecho hay mucho trecho y las palabras y buenas ideas hay que transformarlas en realidades. No sólo en periodismo, por supuesto, pero es la profesión que ocupa este post. Todos, los niños, las madres, los padres, los abuelos, los amigos, la sociedad en general, lo agradecerán.