Cecilia Canal
68 años
Fundadora de Vídeos de Autor
45 años en puestos directivos
1 hija, de 38 años y un nieto de 10
Empecé a trabajar en agencias de publicidad con solo 23 años. En aquella época, había muy pocas mujeres en cargos ejecutivos, pero saber inglés era primordial para poder llevar cuentas internacionales que operaban en España y me contrataron.
Creo que esta fue una de las razones por las que desde el inicio me ofrecieron puestos con responsabilidad ejecutiva; y el otro motivo: siempre se trataba de marcas dirigidas a la mujer, ropa interior femenina, cremas de belleza, perfumes, incluso prótesis.
Fue un hallazgo conseguir que me adjudicaran mi primera marca de whisky y todo un éxito llevar la cuenta de una importante marca de lácteos.
Cuando nació mi hija decidí estar un año con ella, convencida de que con la experiencia adquirida, podría retomar con facilidad mi trayectoria profesional, pero no fue así.
En varias ocasiones fui seleccionada por los head hunter, entre los que recuerdo a Fernando Schwartz, quedando finalista junto con otros dos aspirantes, que por supuesto eran varones. Cada vez que parecía que me iba a incorporar al mundo de la empresa, surgía algún inconveniente inesperado.
La primera vez, ya seleccionada entre los tres finalistas para el puesto de product manager en una marca de gran consumo, para la línea de cremas de belleza. Unos días antes de iniciar mi trabajo me llamaron de Uni Lever para disculparse; bastante desconcertados los responsables de la selección, me explicaron que ellos me consideraban idónea para el puesto, pero mi jefe era un chico que tenía dos años menos que yo y que prefería alguien más joven. La situación fue tan desconcertante que tuve que ser yo quien los animara.
No había contado con que había cumplido 30 años, y ya me consideraban mayor, y era mujer.
Los argumentos en otras ocasiones fueron repitiéndose, que no veían a una mujer en donde todos eran hombres (fue en los inicios del periódico El Mundo), que podía volver a ser madre y podría volver a abandonar mi trabajo, o peor estar de baja por maternidad.
A partir de ahí, siempre que quedaba finalista para un puesto de responsabilidad elegían al “otro” que también sabía inglés; yo era mujer, era madre, y además ya no era joven. Había cumplido los 31.
Decidí abandonar los head hunters y buscarme la vida por mi cuenta. Creé mis propios equipos comerciales. Así fue como empecé a probar suerte en los medios. Me fue bien, me contrataron como outsourcing en exclusiva, responsable de la publicidad del grupo editor de las revistas “El Europeo” y “Diez Minutos” y decidí contar solo con mujeres, todas ellas pasaban de los 35 años y eran madres.
Estuve 15 años trabajando con un equipo fantástico y con el reto de jugar en primera división. El primer año aquel equipo femenino consiguió crecer en un 50% los ingresos por publicidad, y así durante muchos años seguimos jugando en primera división.
Desde entonces nunca he dejado de pensar como empresaria, nunca he dejado de ser mayor y siempre he seguido siendo mujer, madre y ahora abuela. He emprendido empresas que me apasionaban y por circunstancias externas, no siempre han sido un éxito, pero he tenido la oportunidad de ayudar a muchas mujeres a sentirse en igualdad de condiciones y a optimizar su autoestima. En estos años también he contratado a hombres, aunque reconozco que ha sido mucho más difícil conseguir que no cuestionaran mi autoridad.
Ahora, ya retirada, y después de haber pasado por situaciones difíciles respecto a la vida laboral, trabajo “por amor al arte” ayudando a las marcas a acceder a las obras audiovisuales de los mejores artistas de España…una plataforma donde las mujeres rivalizan fácilmente con su inspiración y su mirada ….. sin problemas de sexo ni edad.
Todo ha cambiado con Internet, ¿verdad? Las mujeres en la nube pueden defenderse muy bien.