Hace poco tuve la suerte de conocer a José María Fernández-Crehuet, profesor de la Universidad Politécnica de Madrid, en el departamento de ingeniería y organización de empresa. No hemos querido perder la oportunidad de entrevistarle aprovechando la publicación de su último libro “La conciliación de la vida profesional, familiar y personal. España en el contexto europeo”
Entrevista a José María Fernández-Crehuet
¿Cómo describirías la situación actual de la conciliación de la vida profesional, personal y familiar en España con respecto a otros países europeos?
En mi último libro: La conciliación de la vida profesional, familiar y personal: España en el contexto europeo (Pirámide, 2016), muestro en detalle el cálculo de un pionero índice y ranking de países en la Unión Europea sobre conciliación basado en 27 indicadores. España ocupa uno de los últimos puestos en el ranking europeo.
¿Cuáles son las principales dificultades para conciliar la vida laboral, personal y familiar con las que nos encontramos?
Dificultades hay muchas, pero me gustaría señalar una que hace particularmente daño en nuestro país: La alta tasa de paro y la duración media de tiempo hasta que se encuentra un nuevo empleo.
Cuanto mayor desempleo existe en un país, y más tiempo dura dicha situación, menos opciones hay de conciliar, puesto que la gente está dispuesta a hacer más sacrificios en su vida personal y familiar por encontrar cualquier empleo.
España sigue duplicando de largo la media europea de desempleo y ocupa con mucha diferencia la segunda posición en esta clasificación. A pesar de que es la principal preocupación de la población española -como nos dice sistemáticamente el CIS-, el problema del paro, agudizado por la crisis, sigue sin resolverse desde hace muchos años.
¿Ha mejorado o empeorado la situación con el paso de los años? ¿Cuáles son los principales motivos de esta evolución o involución?
Hemos mejorado pero hay que seguir dando pasos. Hay más conciencia de que es urgente resolver este problema. Ser capaces de integrar la vida profesional, familiar y personal es una faceta fundamental de las personas. Independientemente del tipo de ocupación que se tenga, la etapa laboral en la que uno se encuentre, el estatus que se posea o el nivel salarial obtenido, el reto de poder conciliar nos afecta a todos.
Los cambios que se han producido en los últimos decenios, como la incorporación de la mujer al mercado laboral, el incremento de una economía globalizada, el mantenimiento de unos horarios no racionales y la tendencia hacia la extensión real de la jornada laboral, ejercen presión en la interdependencia entre la esfera familiar, laboral y personal. Esto agudiza una problemática que está presente en nuestra vida cotidiana.
¿Cuáles son en tu opinión los mejores y peores países para conciliar en Europa? ¿Por qué?
Los países nórdicos son los mejores. Algunos de los del sur y este los peores.
Alemania es un gran ejemplo a seguir. Es un país en el que la mayor parte de la población cuenta con un horario flexible variable, que suele estar comprendido entre las 8:00 y las 17:00 h. Eso sí, nadie se dedica a realizar en la oficina asuntos distintos del trabajo asignado tales como mirar la prensa en internet, responder emails personales o charlar del programa de televisión de la noche anterior con los compañeros. Es cierto que nuestra cultura es más proclive a fomentar las relaciones sociales en el trabajo, cosa que no se produce en los países nórdicos pero ha de buscarse ese equilibrio entre relacionarse con los compañeros y no perder el tiempo chateando o tomando café.
En Alemania se respeta el horario de trabajo y a las 17:00 h. en punto, o la hora que se haya fijado, se para. Si debo quedarme más tiempo, las horas extras se pagan, pero son una excepción ya que conllevan costes adicionales para las empresas y son el reflejo de una mala planificación en el desempeño de las tareas que se encomendaron.
¿Cuáles son las claves para mejorar la conciliación de la vida personal y laboral a nivel gubernamental, empresarial y personal?
A nivel gubernamental, no se trata de imponer un único horario mediante una ley. Hay que respetar la libertad de las personas y debe haber múltiples opciones de horarios según la actividad laboral de cada uno. Habrá servicios con un horario continuado de 24 horas (urgencias de los hospitales, bomberos, policía, etc.) y otros con un horario menor pero también más extenso del habitual para prestar otros servicios (redacción de un periódico, radio, etc.), pero deberíamos ser educados en la valoración y gestión de nuestro tiempo a la vez que hacemos uso de nuestra libertad y prioridades en la vida.
En el mundo empresarial, la primera línea de la alta dirección, es la que va a definir la cultura de la organización. Si desde la dirección se crea un entorno en el que hay un apoyo decidido a la conciliación, el resto de la plantilla utilizará mayormente los beneficios de dichas prácticas, aumentando el compromiso de la organización por los trabajadores al hacer más fácil la conciliación de sus vidas.
A nivel personal, muchas veces hay que saber también renunciar y no querer abarcar en excesivo para así poder dedicar más tiempo a nuestra familia y otras actividades.
¿Qué consejos darías a aquellas personas que se encuentran con dificultades para conciliar la vida laboral y personal?
En mi libro se exponen las claves para la armonización de lo profesional y personal (productividad, horarios, hábitos sociales y calidad de vida) y se proponen medidas, acciones y estrategias para lograr tal armonización. Es clave el uso del tiempo y las nuevas tecnologías.
Eres un gran defensor de la vuelta al huso horario que nos corresponde. ¿En qué medida crees que mejoraría este cambio la conciliación?
Actualmente tenemos la hora oficial cambiada con respecto al sol. Dicho cambio, fue adoptado en España, al inicio de la II Guerra Mundial en concreto por Orden de 7 de marzo de 1940, de Presidencia del Gobierno, donde se dice que «oportunamente se señalará la fecha en que haya de restablecerse la hora normal». Pero seguimos esperando el ansiado cambio.
En la práctica, ese desfase hace que retrasamos la hora en que solemos comer y cenar porque queremos aprovechar las horas de luz. Cuando en Europa empieza a oscurecer, en España todavía tenemos más horas de sol, así que todo lo realizamos más tarde. Si nuestra hora oficial coincidiese con la solar (retrasando una hora nuestros relojes y pasando a tener la misma que Inglaterra o Portugal), podríamos aprovechar esas horas de luz fuera del lugar de trabajo. Dicho cambio no costaría ni un euro y facilitaría la conciliación de la vida profesional y personal, a la vez que ahorraría costes de calefacción, aire acondicionado y luz en las empresas.
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