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Juan Pedro León
Nacido en 1979
2 hijos (2011 y 2014)
Maestro de Primaria. Colegio Alemán de Bilbao
https://www.facebook.com/entrepapas/
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El equilibrio es imposible
Es una mezcla, se te caen las lágrimas y el momento más bonito de vida, el momento más feliz de tu existencia, es también el momento de más miedo, más pánico. La felicidad viene con la duda y la incertidumbre. ¿Lo haré bien? ¿Llora mucho? ¿Le dolerá algo? ¿Tendrá más hambre? Todo eso pasa y te vas sintiendo más seguro. Pero sabes que sus dolores son tus dolores, sus problemas son tus problemas y duelen y preocupan aún más que los propios.
No me gusta decir que el que no tiene hijos no sabe lo que es la vida. Hay muchas vidas, muchas felicidades, muchas maneras de realizarse, de estar lleno, de sentir. No soy de esos padres que van por ahí pregonando que es lo mejor de la vida ni lo peor. Pero en mi caso siempre quise ser padre. ¡Siempre! Me encantaban los niños, fui monitor de campamento, daba clases particulares y tuve un hermana con 11 años. A mi hermana le cambiaba el pañal, le daba de comer, le peinaba, más tarde la llevaba al cine. Practicaba el apego sin saberlo porque me la comía a besos todos los días. Ya joven sabía que sería padre. Pero una cosa es saberlo y otra cosa es serlo.
La parte buena es el amor que sientes, un amor intenso, especial, inexplicable. Lágrimas que se te escapan en algún momento por un instante con tu hijo, por una sonrisa. Verlos crecer, sorprenderte de su evolución. Jugar con ellos, dormir con ellos, leerles historias, bañarlos, ser testigos de sus sonrisas.
Pero también está lo difícil: Encontrar el equilibrio entre trabajo, niños y tiempo para uno mismo. Conciliar y no morir en el intento. Yo soy maestro y lo tengo fácil. Fácil porque llego a casa con mi hijo y mi hija ya está ahí. Difícil porque me levanto a las 7 de la mañana y hasta las 21.00 de la noche no sé lo que es un momento para mí. Los abuelos están muy lejos, los cuatro. Vivo rodeado de ruido y de niños. Me encanta pero hay épocas que es agotador, uno pierde la paciencia más fácil, se enfada antes y siente que no puede más. Yo llego a casa a las 15.00 y mi mujer se va a las 16.00. Son sólo cuatro días que trabaja pero esos cuatro días son duros. No me quejo y además lo veo necesario para cualquier persona compaginar el mundo de madre/padre con el trabajo. Ella está más feliz desde que trabaja. Ha estado tres años con los niños sin trabajar. No nos gustaba la idea de que estuvieran desde bebés en la guardería. Pero aunque sea un placer también es un sacrificio porque creo que el trabajo nos hace personas y nos hace sentirnos bien. Yo pude tener 12 semanas con mi hija y las disfruté muchísimo y volví al trabajo feliz aunque si hubiera podido hubiera vuelto con menos horas. El mundo laboral en nuestro país no es flexible en ese sentido. No es muy normal pedir reducción de jornada, no está bien visto y sobre todo no todos los trabajos ni empresas lo permiten o apoyan.
A nosotros nos encantaría trabajar ambos a media jornada y los dos de mañana, es nuestra ilusión y objetivo. Salir juntos y más o menos volver juntos. Y estar las tardes los cuatro aunque a veces uno tenga momentos con uno u otro hijo. Esa es nuestra aspiración.
Personalmente creo que el sistema fracasa en cuanto a la familia y la educación se refiere, sobre todo los primeros años. Respetando a todo el mundo pero basándome en lo que dicen la mayoría de pedagogos. Para los bebés es importante estar con sus padres al principio, desarrollarse un poco, ganar autoestima y seguridad. La teoría es que si haces esto, luego los niños van más felices por la vida y cuando entran en el cole son mucho más seguros y les cuesta menos. En nuestro caso es así.
Nuestro hijo no ha tenido problemas en el colegio y le encanta, está en segundo de infantil. Nuestra hija que cumplirá dos en agosto aún no ha ido, veremos.
Al final se escribe y se habla mucho sobre educación y todo es cuestionable y todo es defendible.
En mi opinión, cualquier persona educada con amor estará bien educada. El amor se impone a todo lo demás y suple los errores. La intuición está ahí y hay que escucharla. Ella nos guiará bien. Tengo amigos que se han dejado llevar por el entorno o lo que sea y se arrepienten. Con el segundo hijo no lo han hecho y les ha ido mucho mejor. Y me dicen, yo lo sabía, estaba haciendo algo y no me sentía bien. Desde aquí como bloguero no defiendo nada, ni autores, ni teorías, ni nada de nada. Me gusta criar con cariño, escuchar al corazón. Y ojalá algún día España se acerque a Suecia o Alemania en lo que a facilidades para la crianza se refiere.
Un abrazo a todos.
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