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Mi mejor pyme – María Zalbidea

María Zalbidea González

Periodista 

Directora de programas de C4E Consulting Services

Nacida en 1979

4 hijos: (2006, 2008, 2010 y 2011)

@MZalbidea

El día que le dije a mi jefa que estaba embarazada por primera vez recuerdo los nervios en aquel café del Abc de Serrano como si fuera hoy. Y cual fue mi sorpresa cuando me preguntó: ¿para cuándo? Yo dije que para enero y ella se empezó a reír y me dijo que ella también estaba embarazada.

Jamás me esperaba el desenlace de esa conversación y la verdad es que me llené de alegría pero las dos sabíamos que eso se traduciría meses después en dos bajas por maternidad en un mismo equipo de 6 personas y casi simultáneamente. Nuestros hijos nacieron con un mes de diferencia.

Por aquel entonces yo trabajaba en la radio como productora y locutora de un programa de información económica que ella dirigía y que se emitía de 4 a 8 de la tarde de lunes a viernes.  En mi cabeza rondaba el pensamiento de cómo íbamos a organizarnos si yo salía de la radio pasadas las 8 de la tarde. Entonces vivíamos en Madrid, no teníamos mucha ayuda externa y mi marido viajaba con cierta frecuencia.

Sin embargo, recuerdo recibir un día una llamada de una de mis amigas, que conocía mi inquietud y mi deseo de poder conciliar mi trabajo con el cuidado de mi hijo pequeño, diciéndome que estaban buscando a alguien, periodista y joven, para poner en marcha el departamento de voluntariado y sensibilización de una fundación de cooperación al desarrollo.

Tengo que confesar que en un primer momento no me atrajo nada la idea de pasar de los mercados financieras a los proyectos humanitarios en Oriente Medio. Dos mundos antagónicos pero que sin embargo no impidieron presentarme a la entrevista.

Siempre cuento el dilema que tuve para elegir la ropa que me iba a poner el día de mi primera entrevista. Mi tripa de casi 7 meses era ya grande y difícil de disimular, y me parecía casi imposible que se plantearan contratarme a punto de ser madre. Sin embargo, así fue. Este era el pan debajo del brazo que llevaba Juan que hoy tiene 9 años. Dos meses antes de dar a luz empecé a trabajar en la Fundación y comenzaba mi primera etapa profesional con jornada reducida (6 horas).

Reconozco que me costó el cambio. En unos meses había renunciado a la radio, al estrés del directo, a trabajar en un medio de comunicación que me encantaba y encima era madre con 26 años. Mi sensación de primeriza se mezclaba con la necesidad de tener que demostrarlo todo en ese nuevo trabajo ya que antes de mi baja casi no me había dado tiempo más que a conocer al equipo y el funcionamiento de la empresa como quien dice.

Dos años después, en 2008, tuve mi segundo hijo y no fue nada fácil porque nació con un problema en el páncreas y sufría hipoglucemias de forma descontrolada.  Tras ochos meses complicados de ingresos en la UCI en el Hospital de la Paz e idas y venidas a médicos de aquí y de allá tomamos una de las decisiones más difíciles pero más importantes de nuestra familia. Nos mudamos. Y nos vamos a vivir cerca de mi familia, nos vamos a Getxo, un municipio cerca de Bilbao.

Allí tendríamos el apoyo por lo menos de mi madre y quien conozca Getxo sabe que es un lugar mucho más cómodo que Madrid para vivir con dos hijos pequeños y la calidad de vida es increíble.

En este punto es justo decir que si mi “renuncia”, gustosa pero renuncia al fin y al cabo, vino cuando dejé la radio…aquí fue sobre todo mi marido quien supo anteponer la familia a todo desarrollo profesional personal y soltó el acelerador de su carrera para buscar un nuevo trabajo en Bilbao.

Siempre tuvimos el apoyo de familiares y amigos y a nadie se le antojó descabellada la decisión dada la situación del benjamín de la familia pero lanzarnos a la piscina no fue nada fácil.

Yo seguí reportando a Madrid dos meses para terminar unos proyectos para la Fundación pero Pablo empeoró de nuevo.

Mi marido comenzó una nueva etapa con muchas ganas y pasión, que se lo pone a todo lo que hace, pero no con pocas dificultades.

En ese momento yo decidí, no había otra opción, aparcar mi vida profesional y dedicarme full time a time a cuidar a mis hijos. Estaba claro que eran mi prioridad.  Unos meses después, no llegaron a ser más que dos, y de nuevo una llamada. Esta vez para hacer una colaboración en la asociación de telespectadores de Euskadi.  Cuando Pablo estaba bien me permitía escribir sobre televisión y nuevas tecnologías y la verdad es que me divertía mucho. Pasado un tiempo fui viendo que mi dedicación iba incrementando y que las horas que dedicaba ya no eran las de una colaboradora. Las tareas que iba desarrollando en la asociación crecían y les plantee ir haciendo algo más serio. Así fue como fui incrementando mis horas de dedicación, mi hijo estaba mejor y pasados unos meses fui contratada.

Primero tres días a las semana y 4 horas y pronto pudieron ser cinco días a la semana. En 2010 ya estaba casi incorporada al mercado laboral cuando nació mi tercer hijo. Con el miedo en el cuerpo pero con mucha ilusión ya éramos familia numerosa. Tenía 30 años y tres hijos varones.

Un año y medio después nació Gabriela recién cumplidos mis 32 y recuerdo que de esa baja me incorporé trabajando incluso una hora más. Los proyectos lo requerían y yo como es obvio necesitaba ese pequeño aumento de sueldo.

Ahora con mis 4 hijos y 35 años soy la directora de proyectos de una consultora de formación que trabaja en el sector del marketing y comunicación en Bilbao y puedo decir orgullosa que se puede. Que se puede conciliar, no con poco esfuerzo, pero se puede trabajar en lo que a uno le gusta sin renunciar a una vida personal plena. Una vida en la que una misma decide cómo quiere vivirla y no las circunstancias. Como decía la ministra de trabajo alemana, una madre de familia numerosa es como una mujer que gestiona una pyme. Y así me gusta verme a mí que he puesto en marcha la mejor pyme del mundo….también es que creo que fiché a un muy buen consejero delegado, mi marido.

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