Ya me ha llegado por varios sitios el anuncio del RACC, Hi som per ajudar, en el que un niño escribe para el colegio una redacción sobre “ser padre”.
“Los padres dicen que siempre quieren lo mejor para sus hijos, que ser padre es cuidar, educar y querer a los hijos. Estar siempre a su lado. Pero mi padre a veces no está. No estaba el día de la obra de teatro, ni del partido de fútbol, ni cuando estaba malo. Siempre he pensado que mi padre me había fallado. Hasta ayer”.
El anuncio está en catalán, lengua que no hablo y en la que, aunque si pongo mucha atención puedo llegar a entender, pierdo los detalles. La primera vez que vi el anuncio, influenciada por las críticas que había leído en redes sociales, me perdí el “a veces” y me cabreé mucho.
https://youtu.be/Wc0aRpM1ms0
Ayudar nos priva de conciliar
El mensaje que quiere transmitir el anuncio es que el RACC es una empresa admirable porque su razón de ser es ayudar a los demás. Sin embargo, yo la primera vez que lo vi pensé que trabajar en el RACC, o en cualquier otra empresa cuya misión sea dar servicio a los demás, es un horror porque eso supone que tu trabajo está por encima de tu vida lo que justifica la renuncia a los momentos importantes personales, en este caso familiares.
Hemos conseguido poner la conciliación de moda, llevándola a la agenda mediática. La conciliación está en boca de todos y la publicidad, reflejo de la sociedad, se hace eco de ello. Hacer girar un spot en torno a la conciliación parece garantizar tocar el corazoncito del target. Pero no todo vale.
A favor y en contra del spot
Este spot puede servir para explicar a nuestros menores a cargo que trabajar es necesario y que todos (aunque no trabajemos en el RACC) en mayor o menor medida ofrecemos un servicio a la sociedad. Sin embargo, ningún trabajo debería privarnos de los momentos importantes de nuestra vida y ya va siendo hora de que ese mensaje cale y se lo trasmitamos también a nuestros hijos.
Todas las empresas, incluidas las que ofrecen un servicio a la sociedad, deberían ser capaces de organizarse para que prime el bienestar de sus trabajadores. Si el padre protagonista del spot conociera con suficiente antelación cuándo le toca trabajar (suponiendo que trabaje por turnos), hubiera personal suficiente para atender imprevistos, la flexibilidad fuera una máxima en la compañía y sus trabajadores estuvieran en el centro de su modelo de gestión, no debería haber tenido problema en asistir a la obra de teatro, el partido de fútbol o cuidar a su hijo cuando estaba malo. Si el padre quiere, claro, pero este es otro asunto.
Otro tema secundario, aunque también importante, es que el héroe vuelve a ser un hombre y la víctima, una mujer. ¡Qué oportunidad perdida!
¿Os imagináis que la que no fuera a la función de teatro, al partido de fútbol o cuidara de su hijo cuando está enfermo fuera una madre que ha tenido que socorrer al padre de un compañero del cole, en vez de un padre que socorre a una madre?