Durante años he ido a clases de teatro de improvisación y no podéis imaginar lo útil que me está resultando la impro (como la conocemos familiarmente) en la crianza.
¿Qué es la impro?
La impro es un estilo teatral que consiste, como su propio nombre indica, en improvisar. Cada actuación se construye desde cero, sin guión, vestuario ni decorado, lo que convierte cada espectáculo en único e irrepetible. Las principales herramientas de los actores son su imaginación y unas reglas de oro que todo improvisador debe conocer.
Las reglas de la impro
- Creación en equipo: las aportaciones de cada actor alimentan la historia. Nuestros compañeros nos pueden dar un personaje, una localización o una acción durante la interpretación.
- La escucha: como se deduce del párrafo anterior, la escucha es fundamental ya que los otros actores nos darán información mediante gestos o palabras que deberemos asimilar e integrar en la historia.
- “Sí, a huevo”. En impro no vale el “no”. Debemos aceptar e integrar en la historia sin rechistar todo lo que digan o hagan nuestros compañeros de juego.
- Suma. Cada cosa que digas o hagas, debe aportar algo nuevo a la historia.
- No juzgues ni te juzgues. La espontaneidad y la naturalidad aportan credibilidad a la historia. Juzgar o juzgarse por el contrario frenan el desarrollo de la historia.
- Utiliza todo tu cuerpo y tu voz. Son las únicas herramientas que tienes a tu disposición, así que explótalas. Puedes crear personajes utilizando distintos tonos de voz o acentos, así como haciendo un gesto concreto para caracterizarlo.
- Juega, diviértete, reinvéntate, vuelve a ser un niño y disfruta.
¿Qué me aporta la impro como madre?
Hace tiempo vengo pensando lo útil que me resulta la impro en la crianza. Personalmente me facilita ponerme a la altura de mi hijo, jugar y disfrutar, sin juzgarme, ni sentirme ridícula. Además el tiempo que le dedico, lo aprovecho para ensayar mis dotes teatrales y alimentar mi imaginación.
Impro en la crianza
Además de lo útil que me resulta a mí haber cursado impro, creo que este tipo de actividad es muy enriquecedora para los niños. Repasando las reglas de la impro, descubrimos las enseñanzas que puede transmitir a los más pequeños:
- Fomenta el trabajo en equipo.
- Promueve la conversación, el diálogo y la escucha, ya que la palabra es una de las pocas herramientas con las que contamos.
- Por esta misma razón, alimenta la imaginación, como en el juego de antaño que describe Catherine L’Ecuyer en su libro “Educar en el asombro”, que tantas veces os hemos recomendado.
- Enseña a los niños la fuerza del “Sí”, que provoca en el otro receptividad, frente al “no”, que transmite “reactividad”, una importante enseñanza para la vida, que he intuía pero he corroborado en el último libro que me he leído, del que os hablaré en breve: El cerebro del niño, de Daniel J. Siegel y Tina Payne Bryson, del mismo autor que “Disciplina sin lágrimas”, del que ya os hemos hablado en esta web.
- Enseña a no criticar ni juzgarse a uno mismo, algo habitual que puede llevarnos en el primero de los casos a perder amigos y en el segundo a paralizarnos en busca del perfeccionismo.
- Ayuda a desarrollar la empatía ya que hay que ponerse en la piel del personaje que representas.
- “Permite a los niños ejercitar la receptividad a los giros inesperados de la vida con los que podrán encontrarse”, como se sugiere en el libro “El cerebro del niño”.