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Deconstrucción de la paternidad – Hilario Sáez Méndez

No es casualidad que las experiencias personales, las reflexiones teóricas, las iniciativas sociales y los programas públicos de hombres por la Igualdad compartan la paternidad como tema central. La paternidad es una de las piedras angulares del Patriarcado, así que su deconstrucción pasa por transformar la manera en los hombres hacemos de padres.
Vivimos un profundo y rápido proceso de cambio en los modelos familiares y consecuentemente en lo que podíamos llamar el modelo hegemónico de paternidad. Además de los diversos modelos alternativos que han existido siempre, la realidad de las formas de ser padre ya no obedece enteramente a este modelo tradicional que en las sociedades occidentales se basaría en la paternidad biológica, la pareja monógama, la familia nuclear y la división sexista de roles.
No obstante, siguen siendo estos modelos tradicionales de familia y paternidades los que ocupan el imaginario colectivo incluso cuando reflexionamos sobre las transformaciones, las nuevas necesidades y los relatos con los que nos construimos como familias y padres. El problema de estos modelos es que termina siendo la norma de referencia incluso para quienes nunca los hemos cumplido.
Sin duda el cambio más importante que se está produciendo en los modelos de paternidad viene provocado por los cambios en los roles de género que atribuían al padre la función de proveedor y a la madre la tarea de cuidadora. En el censo de 2011 las parejas (heterosexuales) con ambos miembros trabajando de forma remunerada han pasado a ser casi el doble (43,6%) que las parejas donde únicamente trabaja el hombre (27,8%). La tendencia en las últimos décadas permiten pensar que en poco tiempo se habrá alcanzado la igualdad entre hombres y mujeres como proveedores, siendo los hogares donde solo los hombres trabajen tan escasos como son ahora los hogares donde solo trabajan las mujeres.
Esta transformación de la base económica de los hogares protagonizada por las mujeres, no se está convirtiendo al mismo ritmo en una corresponsabilidad familiar de los hombres. Por lo que es lógico que la prioridad de los esfuerzos se concentre en la conciliación y la incorporación de los hombres a las corresponsabilidad doméstica y los cuidados personales.
Sin embargo, en paralelo a estos esfuerzos y en parte por las resistencias y la falta de medios para que tengan éxito, se está produciendo una incremento notable de los modelos familiares alternativos que plantean nuevos retos y realidades. Una de las novedades más relevantes es la aparición de un significativo número de padres abocados a ejercer la responsabilidades de la crianza (para las que ahora estamos tan mal preparados y predispuestos) sin la cotidianidad de vivir junto a sus hijas e hijos.
Se trata en su mayoría de padres separados que suelen aparecer en estos debates como padres cabreados y hombres resentidos, asumiendo el discurso victimista de los hombres supuestamente maltratados y cuestionando la violencia y las desigualdades de género realmente existentes desde un discurso neo y pos machista que se ha convertido en uno de los ejes principales del pensamiento reaccionario. Padres separados que reclaman la custodia compartida impuesta para seguir sometiendo a la madre de sus hijos o para no asumir las responsabilidades económicas y personales del cuidado de los menores a su cargo.
Los hombres que estamos por la Igualdad y nos sentimos parte de los feminismos necesitamos cuestionar este protagonismo exclusivo de los padres separados resentidos compartiendo nuestras experiencias de paternidad y crianzas también cuando los conflictos de pareja nos lleva a romper la convivencia.
Nuestra reflexión sobre esta experiencia de conflictos y rupturas debe empezar por el cuestionamiento del modelo de amor romántico que supedita la decisión y la responsabilidad de tener hijas e hijos a la pareja con quien queremos tenerlos. Es verdad que para la inmensa mayoría de los hombres tener hijos es una decisión que se tiene que tomar en pareja, pero la decisión y la responsabilidad de serlo es una cuestión personal e intransferible. De hecho, teniendo en cuenta las tendencias de cambios en las trayectorias familiares, cada vez más basadas en un modelo de monogamia sucesivas, uno debería tomar esta decisión de ser padre desde el imaginario que es altamente probable que haya fases de la vida en que tenga que ejercer su responsabilidad en solitario o compartiéndola con una o varias familias reconstituidas.
Para poder asumir la corresponsabilidad entre padres y madres de forma igualitaria es necesario que antes cada cual asuma su responsabilidad personal respecto al hecho de tener hijas e hijos. Parece una obviedad pero yo echo en falta que los programas que en Andalucía todavía llamamos de “Educación Materno-infantil” y que popularmente se conocen por “preparación al parto” tengan módulos de preparación a la paternidad donde los hombres, además de ayudar a respirar y sostener la mano de sus parejas, podamos plantearnos una responsabilidad que pocas veces anticipamos. Entre otras cosas porque la responsabilidad reproductiva y sexual sigue ausente de la sexualidad de los hombres y la educación sexual de los chicos.

Hilario Sáez Méndez.

Sociólogo.

Miembro del Foro y la Red de hombres por la Igualdad.

Presidente de la Fundación Iniciativa Social.

Vive en pareja y tiene dos hijas únicas.

@hilariosaez

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2 comentarios en «Deconstrucción de la paternidad – Hilario Sáez Méndez»

  1. Es su sincera opinión. Basada en su experiencia supongo. Usted defiende que no está preparado para cuidar de sus hijos. Se agradece la sinceridad pero no incluya a todos los hombre, por favor. Gracias a personas como usted en el género masculino y algunas mujeres que aprovechan este pensar sexista estamos donde estamos. Difícil progresar en igualdad con esta actitud. No sé cuál fue su educación, pero en mi caso me enseñaron a creer en la igualdad de los géneros… Árticulo francamente sexista. Vergonzoso en el siglo XXI -sus reflexiones recuerdan tiempos pasados.

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  2. Neo-igualdad, en el sentido Orwelliano, significando justo lo contrario.
    Se «castiga» a las mujeres abuelas, tias, 2as. parejas, pero *solo* si son de la familia paterna.
    Lo unico impuesto es la anacronica y sexista custodia «exclusiva materna».
    Por regla general la custodia «compartida» respeta los derecho de tod@s. Es mas progresista e igualitaria y fomenta la corresponsabilidad parental. Mas justo para todos.
    Ahora cientos de miles de niños estan siendo privados de su padre, «huerfanos de padre vivo». Muchas veces utilizados como «botin de guerra», secuestrados para pedir el correspondiente «rescate», movidos a otra ciudad para que el padre desista de poder serlo, o utilizados como «instrumento de venganza» por celos.
    Cuando unos padres se separan lo hacen entre si, no de sus hijos.

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