Hace unos meses pensé en preparar una edición especial de #mamiconcilia para lanzar con motivo de la Semana de la Lactancia pero descarté la idea porque tenía otros muchos proyectos encima de la mesa, entre ellos la 2ª edición de #mamiconcilia, el lanzamiento de una sección sobre mobbing o de una sección de protagonistas de la conciliación. Todos ellos han visto ya la luz.
Hace una semana empecé a preparar un post sobre lactancia materna y trabajo para publicar en la Semana de la Lactancia y al entrar en su web para documentarme descubrí que el lema de este año es “Amamantar y trabajar”. No podía ser más afín a nuestro proyecto. Me dio mucha rabia no haber preparado la edición especial lactancia de #mamiconcilia. Así que, una vez más nos liamos la manta a la cabeza y nos pusimos con ella.
Convoqué con cautela porque me daba miedo juntarme con más testimonios de los que fuéramos capaces de gestionar en tan pocos días. Finalmente sumamos 10 testimonios, justo los que había imaginado para una edición especial.
¡Vaya! No hemos podido localizar tu formulario.
Estas fueron las líneas temáticas inspiradoras:
- Preparativos para la vuelta al trabajo: banco de leche, sacaleches, neverita…
- Permiso de lactancia: acumulado, una hora al día, dos medias horas, reducción de jornada de media hora, excedencias, juntar vacaciones…
- El primer día de trabajo tras la baja maternal
- Te acercan al bebé al trabajo, vas corriendo a casa, toca extraer leche…
- En busca de un lugar apto para la extracción: sala de lactancia, baño, despacho, sala de reuniones, un centro comercial cercano…
- Cómplices en el trabajo o en el entorno familiar: una madre compañera, la de Recursos Humanos, los abuelos, la canguro…
- Mi hijo hace huelga de hambre hasta que llego o le engañan el estómago con… El recibimiento, la llegada a casa.
- Mis secretos para trabajar y seguir dando el pecho
- Sorprendida en plena extracción u otras situaciones surrealistas, cómicas o lamentables a las que te hayas visto abocada por compaginar lactancia y trabajo.
- Comentarios poco afortunados que te llegaron al alma
- Abandono no deseado de la lactancia por tener que volver al trabajo
En la anterior edición de la Semana de la lactancia, bajo el lema Un triunfo para toda la vida, os contaba cómo fue nuestro complicado comienzo con la lactancia y cómo lloramos a moco tendido con mi amago de reincorporación al trabajo (como supongo que ya sabéis, tres semanas antes de mi reincorporación, me invitaron a irme de la empresa y acepté). Un año después puedo contaros que seguimos tomando “tetita”, y ya van 20 meses. Cuando alguien me dice: “¿todavía?”, con la cabeza bien alta contesto: “es que estando en casa, no me cuesta nada”. Y si me preguntan hasta cuándo, les contesto que no me lo he planteado. Supongo que poco a poco, el peque irá perdiendo interés por su tetita, al mismo ritmo que mi pecho irá produciendo menos leche, hasta que un día, cuando menos lo esperemos, se produzca el destete definitivo. O no…
La Organización Mundial de la Salud recomienda 6 meses de lactancia materna exclusiva. Sin embargo, la baja de maternidad solo dura 16 semanas en España. En mi caso, acumulé la hora diaria de permiso de lactancia y algún día de vacaciones para llegar hasta los 5 meses. Después mi intención era coger jornada reducida y salir corriendo a casa. Había oído decir que algunos bebés hacen huelga de hambre hasta que su madre vuelve del trabajo y luego recuperan el tiempo perdido. Ese era mi sueño aunque supongo que, de haber seguido en la agencia, el estrés y los imprevistos propios del sector publicitario, la inexistencia de un lugar adecuado para la extracción de leche, la introducción de la alimentación complementaria por parte de una canguro que no creía en la lactancia materna y mis habituales ingurgitaciones, entre otros motivos, nos habrían impedido alcanzar los 20 meses de lactancia materna. Es más, tampoco habría aspirado a conseguirlo. Con haber llegado al año, me habría conformado.
Nuestros primeros seis meses de lactancia materna fueron duros. La pediatra me recomendó que le diera a demanda pero dejando pasar un mínimo de dos horas entre toma y toma y un máximo de cuatro (vamos, una demanda programada…): “Cuando llora antes de las dos horas, no es por hambre y no es bueno que te utilice como chupete”. Me lo creí, padeciendo frecuentes y dolorosas ingurgitaciones.
Fue a raíz de incorporar la alimentación complementaria, cuando las tomas empezaron a distanciarse, el interés del peque por el pecho disminuyó y ahora sí toma a demanda, al grito de “tetita”.
Al cumplir el año, la pediatra nos recomendó que le empezáramos a dar leche de fórmula, porque nos veía a los dos muy delgados. La segunda vez que se la dimos, le dio reacción y provocó que también se la dieran los yogures y el queso, que ya tomaba y le encantaba. Un par de días después le hicieron las pruebas de alergia al huevo y lo que descubrieron fue que tenía alergia a la proteína de la leche. Afortunadamente la leche que yo ingiero no le provoca alergia. Este es otro de los motivos por los que no tenemos ninguna prisa en abandonar la lactancia materna.
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