Conozco un ex directivo de un potente (antes, al menos) club de fútbol español que presumía de no haber visto nacer a sus hijos porque estaba trabajando. Así de triste es parte de la generación que precede a la mía. Y con ello se refleja enormemente la educación recibida hasta no hace demasiado tiempo.
En contraposición, me gustaría hablar de Roger Federer. ¿Ha viajado 200 días al año fuera de su casa durante una década? Sí. ¿Se ha llevado a la que primero era su novia y luego su mujer? Muchísimas veces.
Pero no es esta la circunstancia a la que me quiero referir. Muchos de los que lean este artículo podrán decirme que ganando lo que ha ganado, tenística y económicamente, es normal que haga lo que contaremos a continuación. Pero la realidad, a día de hoy, es que casi nadie lo hace. Y eso le confiere un mérito mayor.
Nos retrotraemos al año 2014. En plena pelea por los altos niveles del ranking, el suizo decide renunciar al Mutua Madrid Open (un Masters 1000, solo por debajo de los Grand Slam) para estar junto a su chica en el inminente parto de su tercer hijo.
Pero lo que podía considerarse circunstancial se ha acrecentado en 2017. Federer, tras dos años en los que se vio superado por Nadal, Murray y Djokovic, se entrena para mejorar su juego y algunos de sus golpes (ya me dirán qué necesidad tenía uno de los considerados mejores de la historia) y retorna a la competición ganando algunos de los mejores torneos.
Sin embargo, lo llamativo es que su conciencia de que la edad y los partidos acumulados le impide estar al más alto nivel en todas las citas, le lleva a renunciar (de nuevo) a lugares como Madrid. Y en lugar de pisar la tierra española, concilia con su familia al completo mientras se entrena cerca de su casa y se prepara para sus superficies preferidas.
¿Qué enseñanza sacamos de Federer, además de la evidente? Primero, que parando a tiempo y pensando en qué objetivos quieres cumplir, seguramente tu rendimiento crezca. Segundo, que por muy bueno que seas es imposible mantenerse siempre al máximo nivel, lo que deriva en que si insistes en hacer lo de siempre poco a poco irás bajando. Y tercero, que cualquier edad es buena para reciclarse y aprender.
¿Es Roger el mejor de la historia? Posiblemente. Pero hay una pregunta mejor: ¿es su ejemplo uno de los mejores de las últimas décadas? Sin duda alguna.