La madre Teresa, ejemplo de Liderazgo de Servicio decía: “Nunca sabremos lo bueno que una simple sonrisa puede llegar a hacer. Encontrémonos siempre el uno al otro con una sonrisa. La sonrisa es el principio del amor”.
El otro día revisando un álbum de fotos que me regalaron mis padres al cumplir los dieciocho años, encontré una postal que yo había metido con el siguiente texto de Rabindranath Tagore: “Yo dormía y soñaba que la vida era alegría. Desperté y vi que la vida era servicio. Serví y vi que el servicio era alegría”.
Ahí estaba mi propósito de vida y yo sin saberlo: “El servicio a la sociedad promoviendo el Liderazgo de Servicio.”
Es en nuestra familia donde deberíamos aprender a servir, a dar sin esperar nada a cambio, la clave de la felicidad.
Cuando servimos, damos, sonreímos, estamos amando.
Ya lo decía Mahatma Gandhi: “El amor es la fuerza más humilde, pero la más poderosa de que dispone el mundo”
Si sabemos que el amor es realmente lo que nos da la fuerza e impulsa nuestros grandes retos en la vida, ¿porqué no aprendemos a amar? Debería haber una asignatura en el colegio y en la universidad.
Todos decimos que queremos a nuestros padres, hermanos, amigos, parejas, compañeros de vida… ¿Por qué muchas veces esas personas no lo sienten así?
Porque el amor hay que decirlo, sí (hay que decirle, a las personas que las queremos), pero se demuestra haciendo. Cuidando, escuchando, intentando entender al otro, empatizando.
También nos ocurre, que vamos tan rápido, que muchas veces ni nos damos cuenta cuando nuestra pareja o hijos nos dan los buenos días, nos preparan el desayuno o nos sonríen.
Nos perdemos ese amor que nos están dando y que es realmente la energía que necesitamos para alcanzar nuestros objetivos del día.
Y cuando somos nosotros los que damos amor, estamos aportando la energía que necesitan para vivir a esas personas a las que queremos. ¿No es gratificante?
La familia se construye desde el amor. Si la intentamos construir desde cualquier otro lugar fracasaremos. Es precisamente en la familia donde ese amor debería ser prioritario sobre cualquier otra cosa.
¿Realmente eso es así o priorizamos el trabajo, el dinero, el cargo o lo que a mí me apetece?
Vivimos en una sociedad orientada al tener y nos hemos olvidado del ser.
Nuestros hijos tienen que estudiar, clases extraescolares, idiomas, ser los mejores técnicamente, tener muchas cosas, pero ¿realmente les enseñamos a escoger los valores por los que regir su vida?
Cuando decidimos casarnos o vivir en pareja ¿ponemos en común cuáles son nuestros valores irrenunciables y acordamos cuáles queremos que sean los de nuestra familia? ¿Decidimos qué es lo que nuestra familia va a aportar a la sociedad?
La familia la formamos cada uno de sus miembros y todos debemos remar en la misma dirección.
Enfocar cada uno de los servicios que realizamos para el bienestar de la familia, convencidos de que haciéndolo estamos dando amor, no es lo mismo que enfocarlo en realizarlo por obligación.
“El amor comienza en casa y, no es lo mucho que hacemos, es cuánto amor ponemos en cada acción.”
Liderar es la capacidad de influir en las personas para que trabajen con entusiasmo en la consecución de un objetivo en pro del bien común.
Todos podemos liderar. La confianza, la autoridad y la capacidad de influencia se consiguen comprometiéndonos con nuestros valores y actuando con arreglo a ellos.
Dirigir nuestras acciones hacia lo que queremos alcanzar, será la garantía de nuestro éxito.
Apoyarnos entre todos para que cada uno de los miembros de la familia descubra y logre su propósito de vida es nuestra gran misión si queremos triunfar como esposos y padres, pero también como hijos.
Conseguir la autoridad y la capacidad de influir en nuestros hijos debería ser nuestra gran meta. En un mundo donde todo se cuestiona y reciben impactos negativos de toda índole es imprescindible que nuestros hijos confíen en nosotros.
Tenemos que ser los influencers de nuestros hijos y la clave está en darles amor y que ellos lo perciban.
El amor no es darles todo lo que quieren. Es ponerles límites, porque los necesitan, y ser capaces de hacerlo, aunque nos cueste.
Tenemos un gran reto: nuestros hijos están sometidos a impactos que les invitan a conseguir todo lo que quieren con un click desde la comodidad de su cama o desde el sillón, sin esforzarse, y este realmente es su gran riesgo, lo que los puede llevar a perder su libertad y la capacidad de ser felices.
Vivimos en una sociedad en la que las mujeres nos sentimos mal cuando nos quedamos embarazadas, porque nos hacen sentirnos así. Es más importante el trabajo que vamos a dejar de hacer durante cuatro meses que todo lo que hemos aportado antes y seguro que después.
Y la sociedad se encarga de empañar con problemas laborales y económicos lo que tendría que ser uno de los momentos más felices de nuestra vida.
No podemos renunciar a nuestro gran poder: el amor. Una mujer mata por sus hijos y si eso no es poder… Eso significa tener la capacidad de hacer cualquier cosa que queramos lograr, cuando el foco está en el amor.
No nos dejemos engañar: nuestra generosidad, nuestra capacidad de renuncia nos fortalece. Es nuestro verdadero poder. El egoísmo nos debilita.
En el trabajo nos pasamos la vida renunciando a cosas simplemente por un cargo, dinero, por tener una casa mejor, un coche mejor. Eso se alaba.
En cambio, cuando tanto el marido como la mujer deciden renunciar a cosas por estar más tiempo con su familia se critica.
Cuando orientamos nuestra vida al tener dependemos siempre de otros.
¿De quién depende ese cargo tan importante que tenemos? ¿De nosotros? ¿O puede venir mañana una decisión de arriba y quedarnos en la nada?
Cuando construimos nuestra vida desde lo que somos, la libertad llamará a nuestra puerta. Nosotros la dirigimos. Nadie nos la podrá arrebatar.
Nadie te puede obligar a pensar lo que no quieras y eso lo tienen que saber nuestros hijos.
Existe un cargo del que no nos podrán cesar, de ser los Directores Generales de nuestra familia.
¡Seamos los mejores!
“Si quieres cambiar el mundo, ve a casa y ama a tu familia”. Madre Teresa
“El amor es la meta última y más alta a la que puede aspirar el hombre. Fue entonces cuando aprendí el significado del mayor de los secretos que la poesía, el pensamiento y el credo intentan comunicar. La salvación del hombre está en el amor y a través del amor”.
Victor franklin
Discurso de bienvenida del II Encuentro CEU en Liderazgo de Servicio: “Liderando en familia”. Myriam I. González Navarro, Abogada,Vicepresidenta de Alianzas Estratégicas U-Care health Technology y Cofundadora del Despacho Barberán & González Abogados.