En vísperas del Día de la Madre Elvira Lindo publicaba en El País un artículo titulado “Una madre poco ejemplar”. Al día siguiente, Cecilia Jan le contestaba en M&P, sección sobre maternidad y paternidad del mismo periódico, con un post titulado “Nosotras, esas madres ejemplares”. La autora ponía en twitter que al escribirlo pensaba en madres como @mamiconcilia y otras tantas. Gracias por lo que me toca.
El fin de semana anterior Luis Martínez publicaba en El Mundo “Idiotas con hijos” y al día siguiente le contestaba en ABC Gema Lendorio con un artículo titulado “Idiotas sin hijos” y hoy Inma de la Concepción Vidal con “Hijos idiotas”. Los cinco post provocaron un tremendo debate en twitter. El primero de cada serie critica a un tipo de madre (y padre) con los que una inmensa mayoría de la tan activa blogosfera de maternidad y paternidad nos podemos sentir identificados.
¿Qué tipo de madre soy? ¿Y tú?
Hace un par de meses escribí una colaboración para una revista que no llegó a publicarse porque les pareció demasiado personal. Al leer estos artículos decidí desenterrarla, revisarla y publicarla.
Cuando me quedé embarazada, yo era una trabajadora responsable, amante de su trabajo, perfeccionista y motivada, dispuesta a aguantar en activo hasta el día que me pusiera de parto. Si me preguntaban cuándo me iba a coger la baja, convencida contestaba: “la baja no te la coges, te la dan, así que, supongo que cuando me empiece a encontrar mal”.
Tuve un embarazo fantástico y aguanté sin ningún problema hasta la semana 38. Recuerdo que en el curso preparto nos dijeron: “si os ofrecen la baja, no la rechacéis por encontraros bien; es importante que lleguéis descansadas al parto”. Así que dediqué aquellas semanas que quedaban hasta el Día D a cuidarme (a cuidarnos) y no me arrepiento.
Cuando faltaban tres semanas para volver de la baja de maternidad, me invitaron a irme de la empresa en la que trabajaba. Fue entonces cuando pasé de ser una madre trabajadora a ser una madre que trabaja en casa, pasando por la etapa de madre parada y madre emprendedora. En el mundo anglosajón, todos estos tipos de madre tienen una etiqueta: working mum, stay-at-home-working-mum, stay-at-home-mum y mumpreneur. Inevitablemente todas se juzgan a sí mismas, preguntándose si están haciendo lo correcto; juzgan a las que han optado por un rol diferente a la hora de ser madre; y se dejan juzgar por las que se encuentran en otra situación dándose por aludidas y ofendiéndose.
Ni critiques, ni te dejes criticar
Estamos en el centro de la diana. Los artículos que citaba al principio lo demuestran. Esto siempre ha pasado pero antes no había tantos tipos de madres ni las críticas tenían tanto alcance. El rol más extendido de la mujer era el de madre cuidadora. Además antes como mucho te criticaba tu madre, tu suegra, una amiga o la vecina de enfrente y, aunque supongo que sentaría igual de mal, no tenía el mismo alcance ni era tan fácil que generalizaran y te metieran en el mismo saco que a otros miles de madres (eso también duele porque cada madre es única y se siente única). Ahora, gracias a internet, todo el mundo puede escribir, generalizar y hacer llegar sus opiniones y lindezas allende los mares.
La crítica generalizada y amplificada es la lacra con la que hay que acabar, porque nadie conoce la cantidad de factores que llevan a esa madre a tomar una decisión como cualquiera de las citadas que sin duda marcarán su vida laboral y la relación con sus hijos cuando estos vayan creciendo. Tampoco me parece bien criticar los distintos estilos de crianza, por ser más cercanos o lejanos al apego. Cada madre lo hace lo mejor que sabe y puede y, por regla general, por el mero hecho de ser madre lo hace bien.
Si de algo me di cuenta cuando fui madre es de que es imposible llegar a todo. Por eso es importante la actitud que tomemos ante esta dificultad que nos plantea la vida a las madres trabajadoras (y también a algunos padres). Es una cuestión de prioridades. Unas veces primará la familia en nuestras decisiones, otras el trabajo y, las demás, el resto de nuestra vida (amigos, deporte, ocio, formación…). El objetivo es aspirar a poder elegir libremente, sin sentir que en cada elección renunciamos y sin sentirnos culpables.
Otro tema si cabe más importante importante es no permitir que nos tachen de peores trabajadoras por el hecho de ser madres. Tras cruzarme con el libro “El cerebro de mamá”, en el que Katherine Ellison pretende desmentir la creencia popular de que la maternidad atonta, me puse a pensar en los cambios que ha producido en mí la maternidad y descubrí que desde que nació mi hijo soy más empática, paciente, organizada y productiva, he mejorado mi capacidad de liderazgo, asumo nuevos retos a diario y no me vengo abajo por las críticas, cualidades que sin duda me hace mejor trabajadora.
Así que, ya sabes, seas el tipo de madre que seas, ni critiques ni te dejes criticar.
Ay usue con cada post que me recomiendas disfruto mas y mas… yo deje de criticar cuando fui madre. Antes de quedarme embarazada tenia una opinion bien formada sobre todos los aspectos de la maternidad, sobre como sería yo llegado el momento. Y de repente soy madre y dejo de pensar como pensaba, empiezo a entender todo lo que criticaba y me vuelvo una defensora a ultranza del respeto y el entendimiento, de la empatia.. yo tambien estoy pasando (asombrosamente para mi) por todas las etapas de la mujer trabajadora, la que se queda en casa, la q trabaja en casa y la que emprende. Para alguien que siempre soñó con un puesto fijo en un gran despacho o como funcionaria (fui opositora!) es realmente asombroso verse emprendiendo, imaginando, descubriendo lo que me gusta, lo q me hace feliz, lanzandose al vacío y viendo la manera de hacer que funcione, incluso sin tener nada que ver con «lo tuyo».. estos posts son pura inspiracion. GRACIAS
Nuria, no sabes cuánto se agradecen tus comentarios. Fue una suerte conocerte