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Vivir la vida o cómo conciliar en 5 pasos

Ya hemos hablado en entradas anteriores sobre cómo gestionar el tiempo de forma efectiva y sobre cómo conciliar la vida laboral con la familiar para poder vivir la vida de forma plena y hacer elecciones, no renuncias, en un mundo en el que tenemos tareas para 25 horas donde sólo hay 24.

Por el nombre, #papiconcilia o #mamiconcilia, no sólo nos referimos a padres o madres, si no a todo el mundo que necesita o quiere más tiempo para sí mismo o para compartir con los que le rodean.

Ya adelantábamos en el artículo “las 7 claves para conciliar la vida laboral con la familiar” los hábitos necesarios para poder vivir la vida familiar o personal de forma equilibrada que siguen las personas capaces de conciliar (uno de ellos es ser muy celosos de su propio tiempo además de gestionar su tiempo como se gestiona un proyecto de empresa).

En este artículo comenzamos un paso antes, ya que no todos podemos o tenemos estos hábitos tan interiorizados, pero sabemos que tenemos que empezar a movernos.

La gente más feliz no es la que no tiene ninguna ocupación, tarea o responsabilidad… la mayoría de la gente que no tiene nada de esto están aburridos, sin motivación y sin rumbo. Por el contrario, la gente más feliz y con más ganas de vivir la vida es la que tiene responsabilidades pero no se siente presionada o apresurada por ellas.

La mayoría de las veces, puesto que todos tenemos que pagar facturas, desatendemos nuestra vida privada ya que la mayoría de las veces nuestras aficiones o quehaceres diarios en casa no nos reportan dinero.

Pero… nos reportan felicidad ¿no?

Elegir, como forma de vivir la vida

Para empezar a conseguir el balance entre nuestra vida laboral y familiar es importante elegir. En el trabajo y en nuestra vida privada seguimos teniendo demasiadas tareas y lo que reduce la ansiedad producida por este aluvión de tareas es el sentido de control, es decir, saber que tenemos la situación bajo control.

Tenemos que hacer una línea que separe lo importante en ese momento de lo que no lo es preguntándonos qué es lo más importante que tenemos que hacer ahora mismo y no vale todo lo que hay en la lista, ya que de ese modo nunca avanzaremos en nuestras tareas y es un modo de autoengañarnos y postergar lo que realmente tenemos que hacer.

¿Cómo saber qué es lo más importante ahora mismo?

Ninguna tarea es igual de importante que otra

No estamos diciendo que no sean necesarias, si no que no todas tienen la misma prioridad. Nos debemos centrar en hacer menos cosas y hacer bien esas pocas que hacemos (empezando por terminarlas).

Decidir cuáles son nuestros valores y su prioridad entre ellos

Es decir, si reservamos el fin de semana para la familia además de las horas fuera de la oficina de los días de diario y la familia es más importante que el trabajo en esas horas, no dedicaremos horas fuera de la oficina a trabajar o terminar nada ya que se las estaremos “robando” a nuestra familia.

Hacer las cosas que den mayor rendimiento

Normalmente, si seguimos la Ley de Pareto, obtenemos el 80% de los resultados del 20% de cosas que hacemos, por lo que es inteligente centrarnos en ese 20% y hacerlo siempre lo primero.

Centrarnos en lo que sólo nosotros podemos hacer

Hay múltiples tareas que podemos delegar, a lo mejor no están tan bien hechas como si las hiciésemos nosotros pero, al delegarlas, desaparecen de nuestra lista dando paso a otras tareas que sólo podemos hacer nosotros.

Hacer las tareas importantes que deben ser hechas ahora

Para esto es útil tener a mano la matriz de Eisenhower, ya que muchas veces nos encontramos con que algo urgente realmente no es importante y algo que, siendo importante, no es realmente urgente. Es demasiado fácil muchas veces quitar tiempo importante familiar para terminar trabajos urgentes y, aunque el trabajo sea urgente pero no importante, la familia siempre es importante y urgente.

matriz-eisenhower

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