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El milagro de conciliar. Salvados

El pasado domingo la Sexta anunciaba que el próximo programa de Salvados trataría sobre El milagro de conciliar. Al día siguiente, tenía varios whatapps avisándome y varias menciones en twitter que hacían referencia al tema. Salvados ha aprovechado el tirón de la conciliación para lanzar su canal de Telegram en el que, en tan solo 5 días, acumula casi 800 miembros. A través de esta app, el programa comparte cómo vive la familia Carlson Pallarés en Suecia, país en el que el milagro de conciliar es posible, e invita a los seguidores de su programa a compartir su día a día.

El milagro de conciliar en Suecia

Para los que no tengáis Telegram, reproduzco a continuación los fragmentos de la vida de la familia Carlson Pallàrés compartidos por Salvados.

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6:30 La familia Carlson Pallàrés se acaba de levantar. Desayunan y se van para la guardería de los peques antes de ir al trabajo. Está cerca. Hay muchas guarderías, todas públicas. 

¿Está muy lejos de casa la escuela a la que llevas a tus hijos? ¿Cuánto tardas en llegar?

Cuando los niños están enfermos, padres y madres tienen 60 días al año cada uno para poder hacerse cargo de su hijo enfermo. Se llama “vab». Solo tienes que llamar al trabajo y avisar, sin necesidad de justificante. Esa jornada no tiene coste para el empresario porque la Seguridad Social se hace cargo.

Salvados provoca y llama a la reflexión con sus preguntas a los usuarios.

¿Puedes faltar tú al trabajo si tu hijo está enfermo? ¿Te piden justificante?

El Estado puede mantener este sistema de conciliación porque allí todos pagan impuestos, nadie hace trampas.

¿Y aquí? ¿Pagamos todos los impuestos que tocan o intentamos evitar algunos?

En Suecia tienen 480 días de baja por maternidad/paternidad. Padre y madre deben hacer un mínimo de 90 días cada uno. El resto se lo reparten como quieren.

¿Cuántas semanas estuviste de baja al nacer tu hijo? ¿Repartiste el tiempo de baja con tu pareja?

7:30 a 8:30 David Pallarès tiene flexibilidad de horarios. Trabaja 7 horas pero puede entrar entre las 7:30 y las 8:30. Lo único que le liga son las clases. Las reuniones deciden ellos cuándo les van bien o no. Si quisiera podría entrar a trabajar a las 4 am y salir a las 11:00.

¿Y tú, ¿tienes horario fijo o flexible? ¿A qué hora entras a trabajar? ¿Cuántas horas al día pasas en el trabajo?

12:59 David Pallàrès trabaja como investigador en la universidad de Gotemberg. Ahora ya ha acabado de comer y se reincorpora a su trabajo. Ha parado 45 minutos.

¿Y tú, ya has comido? Cuanto tiempo tienes para comer?

13:15 Después de comer, algunos compañeros de David van a hacer deporte. Tienen una asignación económica anual a gastar en actividades deportivas.

¿Y tú? ¿Puedes hacer deporte durante tu jornada laboral? ¿Te ayuda tu empresa a pagarlo?

15:30 Emma Carlson, mujer de David, sale de su trabajo en el hospital de Gotemberg a las 15:30 y va a recoger a sus hijos a la guardería.

¿Y tú, puedes recoger a los hijos cuando salen de la escuela? Si no puedes ir tú, ¿quién va?

19:00 David y Emma ya han dado la cena a sus hijos. Los niños juegan un rato y se acuestan antes de las 20:00.

¿A qué hora se cena en tu casa? ¿Y a qué hora se van tus hijos a la cama?

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¿Conciliamos en España?

Cada persona, cada trabajador, cada familia y sus circunstancias son diferentes. Sin embargo, si tuviéramos que describir la jornada laboral de un trabajador español medio en una gran ciudad probablemente nos vendría a la mente una persona que sale de casa muy temprano por la mañana, deja a sus hijos en el servicio de los más madrugadores del colegio o la guardería, entra al trabajo sobre las 9:00 tras un buen rato de desplazamientos e incluso atascos, pasa gran parte del día de reunión en reunión, contestando mails o haciendo gestiones por teléfono, con una parada de una media hora para desayunar con los compañeros y otra de dos horas para comer, sale del trabajo cuando ya ha caído la noche, tras una reunión imprevista y fuera de horario convocada a última hora y llega a casa con los hijos a punto de irse a dormir, atendidos por los abuelos o una canguro. En el mejor de los casos, dedicará “unos minutos de calidad” a sus hijos, cenará y se sentará a desconectar delante del televisor. A la mañana siguiente, habiendo dormido menos de ocho horas, volverá a empezar, deseando que llegue el viernes.

Sin embargo, no todo el mundo lo tiene tan complicado. Hay más de 500 empresas que cuentan con el certificado efr que concede la Fundación masfamilia a empresas que cuentan con medidas de conciliación. En #miempresaconcilia recogimos el testimonio de 18 empleados de 6 de estas empresas. Podemos destacar el de Marisa Román, runner a quien su empresa, CLH, le paga la inscripción a la maratón si consigue convencer a cuatro compañeros para que corran con ella.

[vc_button title=»Leer el testimonio de Marisa Román» target=»_self» color=»default» size=»size_large2″ href=»http://bit.ly/miempresaconcilia1″]

No solo en Gotemberg las empresas fomentan la conciliación y el deporte, aunque cierto es que en España es la excepción y no la regla. Cuando disminuya el paro y se conozcan estas empresas más responsables, los trabajadores podrán castigar a las que no lo sean cambiando de trabajo.

El milagro de conciliar en nuestra casa

Si no me hubieran invitado a irme de la empresa, probablemente habría acabado en una situación como la que he descrito en el apartado anterior y a la larga habría acabado enferma, con depresión o dejando la empresa y quién sabe si también poniendo en marcha el movimiento #mamiconcilia.

Nuestro camino hacia la conciliación ha sido el emprendimiento y la clave del éxito la corresponsabilidad tanto familiar como laboral. El milagro de conciliar se produce en nuestra casa porque los dos sabemos lo que hay que hacer y lo hacemos. Y si no lo hacemos, no pasa nada. No es necesario un reparto de tareas. No nos juzgamos por haber hecho más o menos. Somos un equipo.

Nosotros nos levantamos sobre las 6:00 y trabajamos hasta que se despierta nuestro hijo sobre las 9:00. Desayunamos los tres juntos y después nos duchamos. El peque tiene 28 meses y no va a la guardería.

Si tenemos que ir al médico, es prioridad absoluta, como el resto de cosas personales y familiares, y no tenemos que dar explicaciones a nadie.

En una jornada tipo, volvemos a trabajar de 15:00 a 18:00 mientras el peque duerme la siesta. Pero no siempre se nos da tan bien. Trabajamos una media de 35 horas semanales, rascando también alguna hora del fin de semana, aunque no nos importa el número de horas porque  nuestra máxima es trabajar por objetivos y lo hacemos motivados y felices.   

El resto del día el ocio, la crianza y las tareas del hogar se entremezclan.

Dedicamos aproximadamente media hora a cada comida y trabajamos en casa así que nos ahorramos desplazamientos.

Sobre las 18:00 merendamos y sobre las 20:30 cenamos de nuevo los tres juntos. Jugamos un rato más y sobre las 22:30 nos vamos a dormir.

El hecho de comer e irnos a dormir todos a la vez nos hace también ahorrar tiempo.

Conclusión

La conclusión de todo esto es que el milagro de conciliar es posible. A nivel gubernamental y empresarial, debemos seguir el ejemplo de Suecia y a nivel personal revisar nuestras prioridades y tomar las decisiones oportunas para conseguirla.

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