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Chupete, experiencias mientras ha durado

Hace cuatro días, los Reyes Magos se llevaron el chupete. Estos días he rememorado muchas batallitas que quiero compartir con vosotros por si resultan útiles a alguien.

Chupete, ¿sí o no?

Días antes de dar a luz a nuestro primer hijo, vimos un vídeo de Bebé a bordo en el que una doula desaconsejaba el uso del chupete durante los primeros 40 días, al igual que del biberón, para asegurar un buen agarre al pecho (Bastante difícil lo tuvimos como para complicarlo más).  A cambio sugería al padre o la madre meter el meñique en la boca del bebé acariciando suavemente su paladar. Así lo hicimos, y le calmaba. Pero a los 40 días, con el meñique agotado y la necesidad de dormir mejor, decidimos ponerle chupete. Conseguimos el resultado esperado. Por algo chupete en inglés se dice “pacifier”. No puede tener un nombre más acertado.

También nos decidimos a usarlo porque leímos que protegía contra la muerte súbita.

Los bebés que toman el pecho a demanda no suelen usar chupete ya que el pecho les calma.

Elegir el primer chupete

Nos habían regalado varios. Ninguno le gustaba. Recuerdo como si fuera ayer un paseo con el peque en el que fui entrando a todas las farmacias que tenían fácil acceso en busca de un chupete diferente a los que tenía y no le habían gustado. Descubrí que había distintos tipos de tetina (con forma de gota, de cereza, anatómico), de distintos materiales (látex, silicona) y por supuesto doscientos mil diseños, aunque eso era lo de menos. Como los que nos había regalado eran anatómicos o con forma de cereza, elegí el más diferente a ellos. La elección entre latex y silicona me la marcó un farmacéutico que me dijo que el látex cogía olor y además era más fácil que el niño acabara teniendo hongos en la boca.

Finalmente nos decidimos por el modelo Philips Avent Orthodontic Classic, que nos ha acompañado hasta más allá de los 18 meses. Recuerdo un evento organizado por Philips Avent en el que nos regalaron un par de este tipo y me hicieron la madre más feliz del mundo.

Con 18 meses el peque empezó a tener afilados dientes y destreza para destrozar las tetinas de silicona. Entonces la pediatra nos dijo que se lo cambiáramos por uno de látex, “de esos horribles de los de toda la vida”. Al principio no le hizo mucha gracia el cambio, pero como él mismo fue rompiendo los otros y los fue tirando a la basura, lo vimos como el camino hacia la retirada del chupete. Este rara vez lo sacábamos de casa. Su uso quedaba restringido a la noche. Sin embargo, acabó cogiéndole mucho cariño y apegándose mucho más a él, tal vez porque se olía el adiós definitivo.

Regalar un chupete

A lo largo de mi vida en varias ocasiones he regalado chupetes a hijos recién nacidos de amigos. Visto lo difícil que resulta elegir uno que guste a un bebé, decidí que no lo volvería a hacer. Sin embargo es difícil vencer a esta tentación ya que existen auténticas cucadas. Desde los que ponen frases dirigidas a quien las lee, como I love you Mom, Papá eres el mejor o Te quiero abuelito/a, hasta los personalizados, muy útiles para no perderlos en la guardería, o los que se iluminan en la oscuridad, para localizarlos en durante la noche (al principio me parecían una pijada pero uno de los últimos que compré de Philips Avent fueron estos y al peque le encantaba).

En una ocasión nos regalaron un chupete con bigote y aunque no le gustaba la tetina, sí que sirvió para hacerle unas fotos divertidas y echarnos unas risas. También nos regalaron un termómetro chupete, que como el de la bañera, no usamos mucho.

Preparando este post, he encontrado una auténtica “frikada”, digna de mención: un chupete que se cierra al caer

Complementos para el chupete

Los complementos para el chupete son regalos menos arriesgados, aunque no hay ninguna garantía de que los padres vayan a optar por ofrecérselo al bebé.

Durante el embarazo, le regalaron a mi marido una pinza para el chupete. El colgante era de tela decorada con guitarras dada su afición a la música. Durante los primeros meses nos vino muy bien, ya que tenía buen agarre. Sin embargo, pronto el peque empezó a chupar la tela y nos parecía poco higiénico. Salí a buscar otro. En esta ocasión un broche con cadenita de Winnie de Poo que no tardó en saber quitar.

En aquella misma salida compré un chupete mordedor (en vez de tetina, tiene un arco para morder y aliviar en la salida de los dientes), al que ha ido cogiendo cariño con el tiempo.

Otro complemento para el chupete que compré y posteriormente nos regalaron aunque usamos poco fue la cajita para guardarlos. ¿Y por qué los usamos poco? Pues porque los chupetes Philips Avent vienen con un práctico capuchón para tapar la tetina. En este caso lo complicado es que no se te despisten los capuchones, que suelen aparecer días después en bolsos y bolsillos. Por eso, aunque parezca obvio, recomiendo tirar el chupete pero no el capuchón cada vez que lo sustituyamos por otro.

Quitar el chupete

La psicóloga nos recomendó reducir el uso del chupete a los 15 meses, cuando el peque empezaba a articular palabras, ya que dice (creo que con mucha razón) que el chupete retrasa el habla. Fue entonces cuando empezamos a usarlo solo para dormir. Ciertamente coincidió con un deseo creciente de hablar y una mejora notable en la dicción de las palabras emitidas.

La dentista nos comentó que lo ideal es quitar el chupete cuando empiezan a aparecer los dientes (aunque el chupete les tranquiliza bastante en el proceso) y nunca pasar de los dos años con él, ya que puede acarrear problemas en la dentadura en el futuro, como deformación del paladar, mala oclusión o desplazamiento frontal de los incisivos (igual es paranoia pero desde que empezamos a usar el chupete de latex con forma de cereza nos da la sensación de que el peque tiene los incisivos más salidos).

Nosotros empezamos a mentalizarle de quitar el chupete en noviembre, cuando cumplió los dos años. Entonces empezamos a hablarle de la Navidad. Entre otras cosas le explicamos que vendrían los Reyes Magos y se llevarían su chupete a cambio de juguetes.

Según se acercaba el día, más se apegaba al chupete. De hecho, tuvimos que volver a usarlo durante el día e incluso sacarlo de casa. Llegué a pensar que había sido un error contarle lo de los Reyes. De hecho, hubo un día en el que me dijo que no quería que vinieran los Reyes: “Reyes no, tete sí”.

Y como este post ya es muy largo, os contamos los detalles sobre nuestra experiencia de quitar el chupete con dos años y algunas conclusiones en otro artículo.

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