El último día de clase antes de navidades creamos el temido grupo de Whatsapp de madres y padres del colegio. Después de los típicos saludos, esa misma noche dos madres informaban de que sus hijos tenían sarampión y el virus de manos, pies y boca respectivamente. Grandes noticias para empezar las vacaciones. A pesar de que tocamos madera, el día de Nochebuena el peque experimentó los primeros síntomas del virus de manos, pies y boca, que nos acompañaron durante todas la vacaciones, y hablo en plural porque yo también tuve la desgracia de pasarlo.
Si un lunes empezaban las clases tras las vacaciones, ese mismo martes por la tarde tenía fiebre. Más de una semana sin pisar el cole. Una gripe que desembocó en una otitis.
Hasta que empezó el colegio el pasado mes de septiembre, solo íbamos al pediatra cuando tocaba revisión del niño sano o vacunas. Desde entonces somos asiduos en la consulta, incluso en urgencias. Los abuelos nos recuerdan a menudo que “este niño no levanta cabeza”, a lo que nosotros respondemos que es lo que toca el primer año de escolarización: “hay que inmunizarse”. Pero ¿de verdad es lo que toca? Nuestros padres no recuerdan que durante nuestro primer año de colegio nos pusiéramos tantas veces malos.
¿Nuestros hijos se ponen más veces enfermos que nosotros cuando éramos niños?
Camino del hospital, me surgió esta duda y decidí planteársela a Myriam Herrero Álvarez, pediatra, especialista en digestivo y nutrición del Hospital Universitario Rey Juan Carlos, miembro del equipo de Mami Sarua, y amiga.
Mi hipótesis es que nuestros hijos se ponen más veces malos que nosotros cuando éramos niños porque entonces cuando nos poníamos malos nos quedábamos en casa. Ahora dejarlos en casa es un inconveniente. Chute de Dalsy, que hace milagros, y con el virus al cole, a contagiar al resto de compañeros.
Myriam comparte mi opinión. Esta ha sido su respuesta:
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Efectivamente se ponen más veces malos porque no les dejamos recuperarse. Yo, predicando con el ejemplo siempre, les suelo decir que al menos 24 horas en casa sin fiebre para volver al cole. De lo cual, me deben hacer caso un 10%.
Además, ahora empiezan el cole un año antes que nosotros y las infecciones cuanto antes, peor claro, que ya de las guardes ni hablamos. Con la incorporación de la mujer al mercado laboral, se comienza a llevar al niño mucho antes a la guarde. De hecho existe un posicionamiento de la Asociación Española de Pediatría al respecto, que no recomienda comenzar la guarde hasta los dos años, dentro de las posibilidades de cada uno.
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Antes llevar a los hijos enfermos al cole se consideraba una imprudencia poco solidaria. Ahora, es tal la necesidad, que hasta nos consolamos pensando y diciendo que “hay que inmunizarse”. El problema es que los que tienen a los hijos enfermos en casa, acaban pagando por los que los llevan enfermos, bajándoles la fiebre con Dalsy. Y para colmo se quejan de que les llamen al trabajo para que vayan a buscarlos si les sube la fiebre en horario escolar. Esto sin hablar de lo mal que lo debe pasar el pobre niño, sometido a un ritmo normal de colegio estando malo. ¿Os apetece a vosotros ir a trabajar cuando tenéis fiebre, por mucho ibuprofeno o paracetamol que toméis?