Actualmente contamos con 16 testimonios sobre conciliación para el ebook #papiconcilia, que lanzaremos próximamente. A los de Héctor Martín, Javier Morales, Adrián Cordellat, David Lay, Omar González, David Blay y Eduardo Martínez, que os adelantábamos la semana pasada, se han sumado los testimonios de Carlos Fernández, Enric Bastardas, Félix Alenjo, Germán Montoro, Jorge Romero, José Carlos Gutiérrez, Pau Waelder, Pedro Paredes y Raúl David Pomares.
Carlos Fernández, SEO, nos explica cómo el hecho de que su empresa se mostrara comprensiva y flexible durante el embarazo de su mujer, hacía que él fuera más productivo y estuviera más comprometido con la empresa: «Todo avanzaba bien, con mis excesos nocturnos, pero con la mayor parte del tiempo gestionado como yo deseaba, disfrutando del embarazo, asistiendo a los cursos preparto (falté a un par de clases) y viendo cómo esa tripita iba creciendo y creciendo». Pero la situación cambió al enfrentarse a un proyecto muy importante para la compañía, y ya con un hijo de menos de un año al que apetece disfrutar.
Germán Montoro, profesor universitario, y Enric Bastardas, formador en PNL, comunicación, gestión emocional, redes sociales…personal branding y community manager, reflexionan con sus testimonios sobre los prejuicios sociales a los que tienen que enfrentarse los padres y los años que tendrán que pasar para que esto cambie. «Todavía tenemos que demostrar que podemos limpiar las cacas de nuestros hijos…aunque si lo puedo evitar…lo evito”, comenta Enric.
José Carlos Gutiérrez, publicitario, socio y consejero delegado de una importante agencia de medios, es padre soltero. Acogió a un niño cuando ya tenía 12 años. «El principio fue absolutamente estresante. Vale que mi hijo asistía a un colegio cerca de casa lo que le mantenía ocupado una buena parte de la jornada, otra parte debía dedicarla a sus tareas, en las que yo no me involucraba, siguiendo los consejos de los técnicos, pero yo debía llegar a una hora “razonable” a casa y compartir con él juegos, descanso y cena».
Por su parte, Félix Alenjo, creativo publicitario, nos cuenta cómo decidió cambiar de agencia para tener un trabajo menos exigente y así poder dedicar más tiempo a su familia e intentar emprender un proyecto personal, Nene León. «Yo me sentía un miserable y no un afortunado cada vez que tenía pagada cena y taxi por salir del trabajo de madrugada.»
Profesiones que a priori dificultan la conciliación son aquellas que someten al trabajador a turnos rotativos y guardias, como los policías y médicos. Contaremos con el testimonio de Jorge Romero, matrona, que nos contará cómo se organiza con su mujer, también matrona, para poder dedicar tiempo a sus hijos: «Nos ofrecemos a trabajar en jornada nocturna, cuando otros no quieren trabajar, dormimos menos horas porque trabajamos más en esa franja horaria y dormimos menos porque cuando uno llega de trabajar, el otro se va, dándonos el relevo de la niña en ocasiones en el recibidor de casa, en el coche, durante un minuto, un breve beso, un escueto parte de incidencias y adiós».
Por su parte, Raúl David Pomares, policía nacional, nos cuenta cómo ha tenido que hacer muchas renuncias, o elecciones, tanto en el plano laboral como en el personal para llegar a su situación de equilibrio actual: «No nos engañemos. No existe la situación familiar idílica. Eso es una quimera. Ni tampoco un libro de instrucciones para que funcione la conciliación. Lo que sí puede encontrarse es un cierto equilibrio de malabarismo socioprofesional y personal. Una situación familiar idónea en que se deja uno de mirar el ombligo para mirar a los hijos y al otro». Una opinión parecida tiene Pedro Paredes, informático: «Quiero sacar adelante mi empresa y dar trabajo a mis empleados, pero sigo sin perder de vista la esfera familiar y personal».
Por último, a través de la web recibimos el testimonio de Pau Waelder, autónomo, crítico de arte, comisario y docente., quien nos cuenta cómo se organiza el día para separar la vida laboral de la familiar, ya que las dos tienen lugar en el mismo espacio: «Para quienes trabajamos en casa, los espacios se confunden y sólo pueden diferenciarse por medio de un consenso entre los que viven en la casa».
Nos gustaría tener al menos 30 testimonios para publicar el ebook, así que todavía estáis a tiempo de enviar los vuestros. Los que no lleguen a tiempo, se publicarán en la web.