Bárbara Lazcano
Nacida en 1976
Socia directora del Centro Médico Alcobendas
1 hija (2012)
@laz_bb
Mi caso es algo distinto al resto de testimonios ya que yo fui primero madre, luego trabajadora por cuenta propia y ahora dueña de una empresa.
Cuando mi marido y yo decidimos ser padres, no podía quedarme embarazada por culpa de la presión y estrés que sufría en el trabajo.
Sin embargo, a los dos meses de mi despido, lo conseguí. Y tuve la gran fortuna de disfrutar y vivir mi embarazo y los primeros meses de vida de mi hija como pocas mujeres en este país en los tiempos que corren.
Después del permiso de maternidad, llegó el gran momento: plantearme qué hacer con mi vida profesional. Dado el panorama laboral, me vi obligada a hacer lo que no había hecho en mi vida, ni cuando conseguí mi primer empleo cuyo salario era mínimo: estimar los gastos que tendría si tuviera que ir todos los días a una empresa a trabajar (teniendo en cuenta por supuesto la guardería o persona que se hiciera cargo de mi bebé durante las 12 horas que estaría fuera de casa) y calcular el salario mínimo que tendría que ganar (sin aspirar a ahorrar, claro está). Y, por supuesto, inimaginable pensar en buscar un empleo a media jornada que me permitiera pasar las tardes junto a mi hija.
El resultado de este cálculo y los salarios tan bajos que había en el mercado hace 2 años (estoy hablando en mi caso de niveles de hace 10 años cuando entré en el mercado laboral) me dieron el empujón que necesitaba para emprender y lanzarme a trabajar por mi cuenta.
El año pasado estuve inmersa en varios proyectos personales ocasionales y también disfruté mucho de mi casa y de mi familia.
Fue un periodo de mucha formación, sobre todo de desarrollo personal, de encontrarme a mi misma y averiguar qué hacer en mi vida. Ahora lo tengo claro. A principios de este año mi marido y yo compramos una empresa, un centro médico que ya funcionaba pero que en los últimos años la gestión había sido mínima. Hay mucho trabajo por hacer, invierto muchas horas en mi empresa; a veces a horas intempestivas o los fines de semana. Tengo un fin en mente y estoy tan motivada dedicándome a mi propio proyecto y resulta tan gratificante que no me importa. A cambio, yo decido cada día qué horario quiero tener, y dónde trabajo (en mi casa o me desplazo a la clínica). No malgasto un tiempo precioso en atascos inútiles. No tengo las vacaciones convencionales que tiene la mayoría de la gente, pero por el contrario viajo cuando casi todo el mundo está trabajando y no se puede coger vacaciones o me voy fuera un fin de semana de jueves a lunes.
Tengo a una persona que cuida de mi hija y se está criando en un ambiente familiar; me siento muy agradecida de no tener que dejarla todos los días 10 horas en una guardería.
A pesar de tener mi propia empresa, de llevar un equipo y de tener una gran responsabilidad y tomar decisiones a diario estoy convencida de que si trabajara por cuenta ajena vería mucho menos a mi familia y tendría peor calidad de vida.