Hoy quiero meterme en un charco. Conste que no vivo de ni para la polémica, como otras personas, pero hay una certeza que me viene apareciendo en muchas de mis últimas conversaciones. Y, como mínimo, quiero someterla a debate. Porque parece que hay cosas innombrables. Y en esta sociedad actual, o pones la luz sobre algo o parece que ese algo no esté ocurriendo.
Vaya por delante que mi madre no sólo (obviamente) es mujer sino que ha sido directiva. Que se separó muy pronto y para darnos de comer a mi hermano y a mí curraba jornadas de 14 horas. Que en aquella época, hace 25 años, no existían las facilidades electrónicas de hoy día. Y que (eso sí es como hoy) para hacerse respetar debía ponerse al nivel de los hombres.
Entiendo que la generación anterior a la mía, en el apartado femenino, ha tenido que ganarse el estatus de igualdad. Ha tenido que sacrificar temas personales para avanzar en su carrera profesional. Y, en cierto modo, ha encontrado una lógica satisfacción en ocupar posiciones de responsabilidad vetadas por ejemplo a sus madres. Y ya no digo a sus abuelas.
Comprendo, además, que no podemos estar siempre hablando de conciliación en clave de género. Y no creo ser sospechoso de hacerlo. No hay más que repasar el post que escribimos en esta misma página titulado ‘¿Por qué ellos no piden la jornada reducida?’.
Ahora bien, tras hablar con MUCHA gente sobre el tema, me han llegado demasiados inputs como para cerrar los ojos a una posible realidad. Donde si bien es cierto que quienes frenan muchas veces la conciliación son LOS altos directivos, no parece que LAS altas ejecutivas hagan nada por ser diferentes en este aspecto.
El problema, como sucede con el techo de cristal que acecha a aquellos que quieren teletrabajar y se encuentran con quien les pide presentismo, es que aquellas (o aquellos) que quieren compaginar su vida personal y laboral chocan con el mismo obstáculo. Aunque una jefa debiera en teoría entenderles más.
He estado en charlas, congresos y debates donde se ha confundido la igualdad de oportunidades con la crianza de los hijos. Donde han tenido que ser los hombres quienes protestaran públicamente para tener más días tras el nacimiento de un bebé, en lugar de hacerlo aquellas dirigentes que tenían en su mano dar ejemplo y cambiarlo en sus empresas.
Seamos realistas. Los empresarios que aun hoy presiden la mayoría de las compañías presumen de trabajar de sol a sol. Y se escudan en que con eso han dado pan y educación a sus hijos. Así que no podemos esperar de ellos más que lleguen a la jubilación y den paso a otra mentalidad.
El problema es que eso también ocurre con muchas empresarias. Y no se dan cuenta de que es a través de ellas donde puede comenzar a romperse la baraja.
Como digo, hoy he querido meterme en un charco. Pero lo hago muy a gusto. Y si no, que se lo digan a Marissa Mayer, que tras ser madre en 2012 se incorporó como directora ejecutiva de Yahoo y lo primero que hizo fue derogar los puestos de trabajo remoto para aplicar horario de oficina. En una empresa que basa su éxito en lo digital. Con dos ovarios.