No tenemos un reparto de tareas concreto. Los dos hacemos de todo. Basamos nuestro reparto en la corresponsabilidad. La casa, igual que el hijo, es de los dos por igual y los dos queremos que se mantengan en el mejor estado posible.
Berdinometroa: el juego del reparto de tareas
La semana pasada jugamos al Berdinometroa, incluido dentro de la mochila de aita que nos dieron en las Jornadas Paternidades positivas, paternidades que trasforman. Es un tabla con un imán, pensada para pegar en la nevera, a la vista de todos, en la que, con un rotulador borrable, escribes el tiempo dedicado a cada tarea cada día de la semana. Las tareas se reparten en:
- Selección de ropa para la lavadora, lavar, tender, planchar y guardar.
- Limpieza en general: quitar polvo, barrer, aspirar, cocina, baño…
- Tareas de cuidado a niños, niñas o personas mayores.
- Cocinar, poner la mesa, recoger y fregar.
- Compras.
- Otras tareas.
Berdinometroa es un proyecto promovido por Gizonduz, Emakunde y el Gobierno Vasco.
Reparto de tareas equilibrado
En mi familia siempre tuvimos ayuda en casa y mi madre no me dejaba hacer nada porque ya había otra persona asalariada dedicada a ello. Carlos, por el contrario, ayudaba a su madre desde niño. Rompiendo tópicos, él llegó mejor preparado a la vida en pareja y yo me tuve que poner las pilas y aprender del ejemplo.
Siempre he tenido la sensación de que él hace más en casa. El juego del reparto de tareas me ha servido para ver que no es cierto, que nuestra implicación está bastante equilibrada. Lo que pasa es que yo suelo asumir un par de tareas que consumen mucho tiempo: la puesta a punto de la ropa y la compra semanal.
La tarea de poner lavadoras, tenderlas, recogerlas y doblar la ropa me ocupa más de una hora diaria. Además, si dejo de hacerlo, se amontona. Es muy desagradecida. Mi madre, a la que (como cuenta mi padre en su testimonio) nunca le ha gustado delegar esta tarea, siempre ha dicho que parece que la ropa tiene hijos.
También me ocupo de preparar un menú semanal equilibrado y la lista de la compra, en lo que tardo más de lo que me gustaría. Seguramente si se ocupara él, lo haría en menos tiempo, pero a mí me gusta hacerlo así y tardo lo que tardo.
Carlos, por el contrario, suele ocuparse de mantener la casa sin pelusas y hace más comidas que yo. A la primera tarea, le ayuda Roomba, lo que la hace hasta divertida, y la segunda tarea la disfruta, improvisando y mezclando alimentos a su antojo (yo por el contrario no puedo saltarme un paso de una receta y normalmente me limito a cocer la verdura en la olla a presión o hacer la carne a la plancha).
En el cuidado del peque no hay grandes diferencias, los dos lo disfrutamos y siempre queremos más, pero el tiempo que dedicamos al peque viene marcado por la carga de trabajo que tenga el otro.
En la semana que analizamos nuestro reparto de tareas utilizando Berdinometroa, gano yo por cuatro horas, lo cual está bastante equilibrado. Sin embargo, creo que podría estarlo más ya que Berdinometroa hizo que yo me aplicara más esa semana mientras que Carlos se comportó como una semana normal.
Efecto producido por Berdinometroa
Berdinometroa me sirvió para ser consciente en el día a día de lo que hago y dejo de hacer. Valorar lo primero, porque me lleva más tiempo de lo que pensaba, y ponerme las pilas con lo segundo, porque me di cuenta por ejemplo de que yo casi nunca me ocupaba de tareas del apartado limpieza en general.
Como somos seres competitivos por naturaleza, creo que este juego puede servir para que aquellos que no se implican en casa, lo hagan más y para que se valore más el trabajo del que sí lo hace.
Para concluir y por buscarle una pega a Berdinometroa, no lo limitaría solo a los cabezas de familia sino que incluiría también a los hijos para que desde pequeños adquieran buenos hábitos para el reparto de tareas.